La forma que tenemos de caminar es única, como nuestra huella digital, y dice mucho de cómo somos, pero seguramente no tenemos conciencia de eso porque no nos vemos haciéndolo.
- Hay quienes caminan de forma decidida, con la mirada pegada al frente, sin titubeos ni distracciones, como si el tiempo fuera siempre escaso. Calculan los segundos al límite y viven estresados.
- Están los que tienen un caminar pausado, poniendo más atención al entorno con sus múltiples estímulos y sorpresas. Nunca están apurados.
- Están lo que van por la vida como en una pasarela, cuidando cada detalle de su apariencia y mirándose en todos los espejos. Se sienten bellos y creen que todos los admiran.
- Están los que tienen un caminar inseguro, algo errático, como si los fueran a asaltar. Miran hacia todos lados no para disfrutar del entorno, sino para protegerse de amenazas imaginarias.
- Están los que caminan con rabia, cuerpo hacia adelante y posición de la cabeza en actitud intimidante. Van con el ceño fruncido y pelean con los ciclistas en la vereda y con los autos al cruzar la calle. Muy de viejo mañoso.
- Están aquellos que nunca abandonaron a su niño interior, entonces se auto desafían con trivialidades como pisar sólo los pastelones de color, o alcanzar a la persona de adelante antes de que llegue a la esquina. Suelen ser muy lúdicos y alegres.
- Están los que consideran que la vida análoga es demasiado aburrida, entonces se conectan a su mundo digital mientras avanzan, pero no tienen idea si van por vereda o por la calle. Muchos no llegarán a viejo.
- Están también los que se aíslan del espacio, y aprovechan el “tiempo perdido” de caminar atendiendo múltiples llamadas por el celular. Suelen caminar muchas cuadras sin tomar conciencia alguna de lo recorrido, y viven tristemente sumergidos en sus aparatos.
- Finalmente están los que sólo caminan para quemar calorías, llevan audífonos y van envueltos en indumentarias de alto estándar con reflectores en todos lados, y con zapatillas mega caras, que cuentan los pasos, los latidos y hasta los pedos. Jamás se detienen.
Ve tú con cuál te identificas, y tendrás una pequeña señal de cómo vives tu vida.
Por Raimundo Silva
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