No solo romances clásicos y sus mejores exponentes masculinos nos ha exportado Turquía. Ya que una de las características más notorias en sus telenovelas es su extremo “machismo” cultural. Es que la realidad del género femenino en este país, como en muchos otros, es tan cruda que, según un informe de Al Jazeera, el 2014 la gran mayoría de estas víctimas fueron asesinadas por sus parejas. Peor aún, los índices de violencia doméstica han aumentado exponencialmente, y según cifras oficiales 28.000 mujeres fueron atacadas por sus esposos o novios el 2013. Ya en el año 2011, en sólo cinco años, los homicidios de género en este país aumentaron en un asombroso 1.400 por ciento.
Todo esto sirve para comprender por qué Cílem Dogan, arrestada por disparar, y presuntamente matar a su ex marido Hasan Karabulut de 28 años, está convertida en una heroína, un “ícono de los medios” ante una epidemia de violencia.
“Querido pasado: Gracias por todas las lecciones. Estimado Futuro: Estoy lista.” Así se lee en la camiseta usada por Cílem al entregarse a las autoridades tras la muerte de su ex marido y evitar otro femicidio. Las fotografías del arresto la muestran de pie desafiante y sin miedo. En una incluso levanta sus pulgares en señal de aprobación y en otra la vemos hablando animadamente con las oficiales que la acompañan.
Doğan ha dicho que no tiene “nada que lamentar” sobre la muerte de su ex-marido, y alega que su relación estaba marcada por la brutalidad y el abuso sufrido desde 28 días después de su matrimonio, y continuó hasta después que nació su hija. Ella también alega que Karabulut muchas veces intentó obligarla a ejercer el trabajo sexual.
Fue en una de esas ocasiones que, tras el fin de su matrimonio, se produjo el aparente tiroteo. Karabulut habría llegado a la casa de Doğan en la ciudad de Adana, Turquía. “Ella dice que le pidió empacar un bolso para irse a la ciudad de Antalya donde trabajaría en comercio sexual. Ante su negativa, su ex esposo habría comenzado a golpearla, como otras veces en el pasado, por lo que en su defensa tomó la pistola escondida debajo de la almohada y le disparó seis veces en el pecho “, informó The Daily Dot. Despúes de su arresto Cílem ha dicho que “algunos hombres también mueren. Lo maté por mi honor.”
¿Cuál es la solución? ¿Qué deberían hacer estas víctimas del género? Pese a las barreras culturales, la violencia es transversal y somos mayoritariamente víctimas de ella. Quizás el punto está en que abordamos el tema en forma equivocada, y en realidad deberíamos ver la forma de evitar la intimidación en su totalidad y buscar hacer del mundo un lugar seguro y mejor. Porque si las mujeres de todo el mundo aclamamos como heroína a víctimas como Cílem es porque estamos cansadas del abuso.
Por Claudia Ansieta A.
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