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Es algo sorprendente y un tanto misterioso cómo el ser humano elige a sus parejas. Resulta que tus elecciones pasadas fueron dolorosas dónde sentías que perdías el control de ti mismo. Noches de insomnio, de mucha angustia por querer terminar tu relación y no saber cómo hacerlo. Te prometes a ti mismo no volver a caer en el patrón similar de violencia, celos, infidelidad o alcoholismo. Sin embargo después de un tiempo te das cuenta de que tus elecciones no son conscientes ya que vuelves a elegir algo parecido.

Si bien las primeras relaciones con los padres marcan el tipo de relaciones y o matrimonio que establezcan en el futuro. Es decir, si el niño tuvo una madre tierna, presente y comunicativa es muy probable que sepa recibir y dar amor. Sus relaciones serán seguras y de mayor confianza. Sin embargo, si su madre fue dominante, fría o agresiva encontrará una mujer dónde por más que logre esforzarse para complacer, siempre recibirá poco amor.

De la misma manera, si la niña tuvo un padre que la ignoraba, distante y frío sus elecciones de pareja serán con hombres que no le demuestren que ella es prioridad. Buscará entrar en un rol de perfección y reconocimiento siendo “la gran mamá, ama de casa, compañera, profesionista” y aún así su pareja estará ausente en el trabajo.

¿Cómo sucede esto? ¿Por qué se repite lo que en la infancia me hizo daño? ¿Por qué idealizamos lo que realmente no tuvimos? Para todas las lectoras de Mujer y Punto les explicamos como en el inconsciente, el libro de los recuerdos, se guardan imágenes de las personas que más nos influenciaron en la infancia. Es así como hay personas que logran relaciones profundas y amorosas y por el otro lado otros quedan estancados en patrones repetitivos y destructivos.

Tipo de relaciones

Parejas sin compromiso: Grandes psicólogos como Ainsworth (1979) y Bowlby (1988) han hablado acerca de temas como apego y vínculos. Cuando un niño sintió cierto rechazo, angustia y hostilidad por sus primeros cuidadores, tendrá a ser evitativo en sus relaciones posteriores.

Seguramente tuvo padres ausentes ocupados por cuestiones laborales, sociales o dificultades emocionales. Esto provoca que su hijo aprenda a tener conductas reguladoras y auto dirigidas. El mismo logrará controlar su estrés volviéndose autónomo y no necesitando de los demás. El resultado de adulto, una persona que encuentra satisfacción en su trabajo, en actividades diversas, salidas para buscar total independencia y evitando toda relación emocional. ¿Te suena conocido?

Parejas Salvadoras: Especialistas reconocidos en el campo de la salud mental explican cómo el prototipo de mujeres y hombres sometidos a conductas agresivas tiene que ver mucho que desde pequeños sus padres las hicieron sentirse como los más sensatos y responsables de los demás, “guardianes y salvadores” de los problemas que se presentaban en casa. Así fomentando una ideología de “Haría todo por ayudarlo a cambiar”.

Parejas Edípicas: “Mi pareja nunca será tan trabajador como mi padre”. “Mi mamá siempre cocinaba increíble”.
El niño que no logró separarse de la madre o la niña que se quedó demasiado unida al padre, tendrá muchas dificultades con su pareja. Tener pareja le producirá un sentimiento de “infidelidad” hacia su madre o padre: sentirá que los traiciona. Así es como las parejas constantemente comparen a su conyugue con su padre o madre. Sin embargo esto crea una gran rivalidad y sentimiento de desplazo.

De forma inconsciente los suegros al sentir tanto poder, esperan que el yerno o la nuera los obedezcan, que esté a sus órdenes o se someta. En ocasiones, la situación revienta y la nuera se cansa de esta situación y termina por abandonar la relación de pareja. ¡Estoy cansada que me compares con tu mamá!

Parejas Controladoras: Suena conocido un ambiente familiar donde el control era una forma de esconder la vulnerabilidad emocional. Una manera de evitar expresar las emociones. “Tengo miedo que me dejes, por lo que no se qué hacer sin ti”.

Para tus padres perder el control era enfrentar los miedos. Creciste escuchando: ¿A qué hora llegas? ¡Hueles a alcohol! ¡Deberías de hacer esto! ¿Con quién estabas?

No puedo controlar el curso de las relaciones, los resultados, las circunstancias ni las oportunidades.

Sin embargo de adulto te das cuenta que controlar a tu pareja significa alejarlo. Entre más asfixiado se siente más quiere salir corriendo. En el fondo existe un miedo a volver a sentirte abandono o tocar la soledad. Por lo mismo controlas a tu pareja para que no se vaya, sin darte cuenta de que repetir un patrón significa que él o ella quieran dejarte por tanto control.

Parejas infantiles: Son parejas con conductas adolescentes que constantemente terminan y vuelven. ¡Excesos, falta de responsabilidad, sobreprotección por parte de los padres! Son relaciones que no prosperan ya que dar el siguiente paso significa salir de una zona de confort: su casa. Existe un gran anhelo por permanecer en el País de Nunca Jamás. El hecho de sentirse aceptado, atendido y protegido por una madre: “Wendy”.

Este tipo de madre tan sobreprotectora que en ocasiones llega a sofocar no les permite sentirse libres y les envía el mensaje de “quédate conmigo porque el mundo es hostil y malo.” Estas personas de adultos tendrán a distanciarse en el matrimonio por miedo a ser atrapados una vez más: necesitarán la sensación de sentirse libres y mantendrán a su pareja lo más alejada posible.

Parejas chantajistas: De pequeño recuerdas de qué forma el chantaje y la manipulación era la manera de comunicación de tus padres. Tu padre al trabajar tanto y tu madre al sentirse sola lograba con “achaques y enfermedades” conseguir atención.

El chantaje emocional es una forma de manipulación muy poderosa, un abuso psicológico en la cual personas afectivamente cercanas nos amenazan, directa o indirectamente, con castigarnos de alguna manera si no hacemos lo que ellos quieren. Utilizan los sentimientos como la principal arma.

De adulto no conoces otra manera sana de expresar lo que sientes hacia tu pareja. Tienes miedo a que te deje. Sin embargo conoces el chantaje como estrategia para hacer sentir culpable, tener la razón y que tu pareja no te deje.

Es así como hacer consciente lo inconsciente te ayuda a responsabilizarte y sanar las heridas de la infancia. Lograr trabajar en lo que dolió significa poder elegir diferente y romper patrones destructivos. Vivir de una forma diferente a lo conocido. Ser honestos, poner límites, descubrir nuestros errores y revisar nuestro inventario nos ayuda a reconocer lo que está sucediendo.

Por: Helena Lebrija

Helena es colaboradora de Mujer y Punto, psicóloga clínica dedicada al área emocional de las personas. Apasionada de temas como la pareja, relaciones codependientes, patrones destructivos y autoestima. Promueve el cambio en uno mismo como consecuencia para estar bien con los demás. Convencida que uno logra encontrar sentido a su vida cuando le permite ofrecer sentido a la vida de los demás.

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