Una sorpresa de aquellas fue la que recibió Martín Cárcamo este lunes en su programa “Bienvenidos”. Y es que el animador cumplió el sábado pasado 43 años, motivo por el cual sus compañeros de trabajo quisieron celebrarlo en pantalla.
Entre los regalos que recibió, se encuentra un árbol, pino azul, obsequiado por Tonta Tomicic. No obstante, lo que más emocionó a los televidentes fue el momento en que Martín es vendado y llevado al set de “Vértigo”, programa que él conduce junto a Diana Bolocco, en donde tuvo que someterse a la “pregunta del pueblo”.
Pero Martín nunca imaginó que su propio padre, Guillermo Cárcamo, era el que lo interrogaría, preguntándole acerca de la decisión que tomó hace algún tiempo, de adoptar a un niño haitiano, Mariano. “¿Cuál fue tu motivación para adoptar un niño cuando ya tenías dos hijos y cuál fue el sentimiento una vez que terminaste todos los trámites en Haití y llegaste al avión después de un largo proceso?, le dijo según consignó Biobío Chile.
La pregunta inesperada tomó por sorpresa a Martín Cárcamo, quien sostuvo que se trató “de un acto de amor… (…) Esto fue algo orgánico, hubo una conversación profunda y sentimos que teníamos la capacidad para amar a un tercer hijo“.
Agregando que “fue una experiencia muy larga, muy dura, por la situación que se vive en Haití, y porque aquí hay mucha inexperiencia y no hay información, pero con un final realmente extraordinario“.
Martín Cárcamo reveló que el proceso de adopción de Mariano fue bastante duro, “fue un proceso de casi tres años, tú partes la adopción antes que tu hijo nazca, después lo conoces, después vas y vienes, hasta que no terminas el proceso es muy difícil. Me acuerdo cuando pasamos la policía haitiana y nos subimos al avión, se había terminado el proceso, llegamos a Chile y fue increíble“.
Asimismo, el comunicador sostuvo que lo que vio en Haití es algo inexplicable, “el comercio y toda actividad se vive en la calle, yo no conocía el idioma, no se puede comer en cualquier parte porque existen muchas enfermedades, yo me tuve que poner nueve vacunas para ir para allá”.
Agregando que “las personas no tienen esperanza. No tienen un lugar donde salir a pasear, mucha gente que yo conocí vivía con dos dólares diarios (cerca de $1.200) y si lo hacen a las 9:30 de la mañana se van a la casa porque no hay esperanza, es mejor irse a descansar que seguir trabajando en un lugar que no va a prosperar“, finalizó.
Fotos: Biobío Chile