“El riesgo me llevó a uno de mis mayores logros personales y profesionales. Pero si yo hubiera sabido mis propias limitaciones, nunca me habría arriesgado”. Esta ha sido una de las afirmaciones que la actriz y ahora también directora Natalie Portman hizo en la Universidad de Harvard ante los cientos de estudiantes que se graduaban. Quizá la cinta Cisne Negro (2010) fuera uno de los proyectos que más la retó como actriz, pero también el que le permitió ser merecedora de un Oscar en 2011.
Para ella la película supuso una gran revolución interior, pero también le dio la oportunidad de conocer a su ahora esposo, el bailarín y coreógrafo francés Benjamin Millepied. En agosto de 2012 se casaron. Poco más de un año después la actriz dio a luz a su primer hijo Aleph.
La actriz, de 33 años, es una antigua alumna del prestigioso centro en el que en 2003 obtuvo el título de psicóloga, motivo por el cual ahora ha sido elegida como conferenciante en la ceremonia de graduación. Portman continúa así con una traición de ponentes que se puso en marcha en 1968 con Coreta Scott King, esposa del líder de los derechos civiles Martin Luther King Jr.
La protagonista de Paris, je t’aime o películas de la saga La guerra de las galaxias recordó que durante un tiempo compaginó su carrera como actriz con los estudios, por lo que fue criticada. “No me importó si [la universidad] iba a arruinar mi carrera. Prefiero ser inteligente que una estrella de cine“, le dijo a los alumnos.
La charla de Portman estuvo plagada de confesiones, ya que la actriz no dudó en compartir parte de su experiencia con los graduados. Incluso confesó lo mucho que le costó adaptarse a la vida universitaria. “La combinación de tener 19 años, vivir el primer desamor, tomar píldoras anticonceptivas que, muchas veces, pueden ocasionar depresión, sumado a pasar demasiado tiempo sin luz en los meses de invierno me llevó a atravesar algunos momentos oscuros”, contó. “En varias ocasiones, incluso, me puse a llorar en reuniones con profesores“, reveló a la multitud.
En la ocasión, la intérprete se refirió también a su decisión de seguir con sus estudios, a pesar de sus grandes logros como artista. “Cuando entré -a Harvard- sentí que había habido un error, que no era suficientemente inteligente como para estar en esta casa, y que cada vez que abría la boca tendría que demostrar que no sólo era una actriz tonta”, confesó.
Portman finalmente aconsejó a los graduados a buscar su propia motivación y satisfacción en las decisiones que tomen, y no dejar que las opiniones o expectativas del resto los limite para conseguir lo que en realidad quieren.
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