You are currently viewing Él me gusta, y me gusta demasiado

Él me gusta, no sólo para unos días, unos meses o unos años… no como cualquier persona. Él me gusta como para enamorarlo cada segundo de mi vida. Él me gusta para despertarlo con un mensaje de texto cada mañana, excepto aquellas donde tenga el privilegio de amanecer abrazada a su piel; allí quisiera despertarlo a besos, contemplando sus ojitos dormilones y su primera sonrisa del día.

Él me gusta para darle todos los besos de buenas noches que se me antojen, para perderme en la belleza de su mirada tan tímida y profunda a la vez, para decirle lo mucho que me gusta su naricita y sus manos cuando agarran las mías… él me gusta para hacer el amor con tanta dulzura y pasión a la vez.

También puedes ver: cómo reconocer a un enamorado.

Él me gusta para mirar amaneceres y atardeceres, para mojarnos en un día de lluvia, para tirarnos en el césped y besarnos mientras contemplamos algún cielo estrellado. Él me gusta para dedicarle canciones, escritos, mi tiempo, mis abrazos, mis sonrisas, mis besos y mis sueños.

Él me gusta para cuidarlo, para mimarlo, para escucharlo, para apoyarlo, para compartir pasiones, para aplaudir sus logros y levantarlo en sus caídas, para ayudarlo a vencer sus miedos, para descubrir sus manías. Él me gusta para que sea espectador de los conciertos que doy bajo la ducha y fan de mi cintura al desnudo, él me gusta para reír como locos, para bailar alguna pieza musical, para jugar como niños, para andar siempre de su mano, para refugiarme en su regazo y sentirme protegida en sus brazos.

También puedes ver: mereces a alguien que daría todo por ti.

Él me gusta tanto como para entregarle este amor, para enseñarle el lado tierno de la vida, para decirle todos los días cuánto lo amo. Me gusta para que sea el eterno amor de mi vida, porque no quiero que otras manos acaricien mi piel, porque no quiero que otros brazos me abracen al dormir, porque no quiero que otros labios besen los míos, porque no quiero perderme en los ojos de otro, porque los “te amo” sólo suenan perfectos con la calidez de su voz… y es que él me gusta demasiado, así de simple.

Mónica Almando