You are currently viewing Las parejas ahora van a terapia antes de que surjan los problemas
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En la última década, las consultas de los especialistas han visto llegar cada vez más parejas que, antes de asumir un compromiso, intentan detectar un futuro foco de conflicto. ¿Qué buscan? Ponerle atajo antes de que se manifieste.

AÚN SON POCOS, pero su aumento ha sido sostenido y ya están bien identificados. Diversos especialistas consultados porTendencias lo confirman: si hasta hace una década sólo una de cada 10 parejas solicitaba una “terapia preventiva”, que la ayudara a esclarecer qué conflictos podría enfrentar una vez casada, hoy ese número ha aumentado en, por lo menos, un 20%. ¿El denominador común? La creencia de que esperar que surja un conflicto para luego “remediarlo” es una estrategiademasiado tardía y que, en esos términos, lo que hay que hacer es buscar a un especialista para que detecte el problema antes de que se manifieste y proponga soluciones. Y esto es válido para casarse o para irse a vivir juntos.

Los que están consultando por este tipo de tratamiento son jóvenes profesionales de entre 25 y 33 años, de los segmentos medios y altos, que viven en torno a una enorme expectativa de éxito en sus vidas. Y en ese escenario, la relación de pareja aparece como una dimensión más de éxito.

Son los representantes de la generación Y, la más preparada académicamente, la que decidió postergar la maternidad, el matrimonio y, en general, la estabilidad que conocieron y persiguieron desde muy temprano otras generaciones.

De hecho, son los mismos que han experimentado varias relaciones de pareja y, muy probablemente, con más de alguna de ellas han convivido, pero por eso mismo, necesitan de mayores garantías cuando quieren llegar a formalizar. Y si bien tienen claro que ningún contrato les asegura que la persona que están eligiendo sea la definitiva, a pesar de eso, quieren que lo sea, y en ese empeño prefieren prevenir.

Para ellos, sostiene la experta en terapia de parejas y subdirectora del Instituto Chileno de Psicoterapia Integrativa, Verónica Bagladi, “está siendo cada vez más notorio que iniciar una relación comprometida no asegura que ésta vaya a terminar bien”, a pesar de todo el esfuerzo que se ponga en ella.

Un ejemplo de la necesidad de buscar ayuda antes de que surja el problema es el caso de Paula, una sicóloga de 28 años que junto a su pareja consultó a una especialista sólo cuatro meses antes de casarse. En ese momento, ellos no tenían grandes conflictos, pero ella quería estar segura de poder ayudar en el proceso a la hija de su pareja, en ese entonces de cuatro años. Como él se había separado hace tres años y se había quedado con la tuición de la niña, para Paula era “bueno consultar esto antes, plantear el tema, saber que venía un cambio, una transición grande y que teníamos que aprender a abordarlo”. Para ella, la preocupación más grande era asumir la maternidad, porque implicaba un enorme desafío. Además, no sabía qué dificultades podría traerles el proceso de formar una nueva familia.

Este es uno de los temores de estas parejas, asegura Bagladi, que muchas veces vienen de otro matrimonio o tienen hijos de otras parejas. En estos casos, dice la especialista, está la necesidad de prevenir un conflicto que podría afectar a más personas, no sólo a los dos más involucrados. Uno de los grandes temas, sostiene, es el miedo a que, cuando hay niños, “la pareja no los acepte o que a los niños les resulte muy difícil adaptarse”.

Cuestión de bienestar

El sicólogo clínico y académico de la U. Central, Fernando Urra, asegura que las parejas que llegan a este tipo de terapia están seguras de querer asumir un compromiso importante, pero viven con el fantasma del fracaso rondando y buscan asesoría, tal como lo harían para comprar una casa o un auto. Sin embargo, el mismo especialista cree que hay otro factor en juego, que también es un signo de los tiempos modernos: la necesidad de bienestar en todo ámbito.

Hoy, dice Urra, queremos vivir en pareja para pasarlo bien. “Trabajamos mucho y nos vemos muy poco, por lo que queremos asegurarnos que en esos momentos en que nos veamos, lo pasemos bien”. Algo que le parece más sano que lo que, a su juicio, se vivía hace una década, cuando las parejas aplicaban lo que él llama la “técnica del chicle”, esa que indicaba que la goma de mascar debía botarse apenas perdiera el sabor. Una forma de ejemplificar a las parejas que, ante el primer problema, decidían divorciarse. Hoy, dice el especialista, las parejas jóvenes tienen muy claro que asumir la responsabilidad de una vida en pareja es algo importante y quieren enfocarse en lo esencial.

Renay Cleary, directora de investigación del Instituto de Investigación de Relaciones de Pareja, en EE.UU., comenta a La Tercera que no le extraña esta tendencia que se está dando en Chile y que también se aprecia hace algunos años en ese país, porque, por su experiencia, lo más lógico que pueden hacer estos adultos jóvenes es consultar y, ante la duda, abstenerse. “El divorcio es más común en la generación actual que en, por ejemplo, la 50, por lo tanto, es plausible que los individuos que estén considerando la idea de casarse puedan estar preocupados del divorcio. Además, más individuos que antaño son hijos de padres divorciados, lo que también puede predisponerlos a considerar seriamente las implicancias de casarse”.

Ahora, esta tendencia no ha anulado la mayoritaria manera en que las parejas comiezan a convivir: uno de ellos se empieza a quedar frecuentemente en la casa del otro, sin que eso signifique estrictamente, “vivir juntos”. La ropa se va acumulando junto al cepillo de dientes y el secador de pelo, hasta que un día parece infinitamente más conveniente dejar de “hacerse los lesos” y comenzar a convivir.

Sin embargo, todo parece indicar que esta inercia podría comenzar a tener otra dinámica. De acuerdo con los especialistas, estas consultas “preventivas” de los jóvenes están asociadas a todos aquellos temas que impliquen un aumento del nivel de compromiso, como compartir la casa, tener un hijo o irse a vivir juntos a otro país. Cada vez más, la “teoría de la inercia”, propuesta por diferentes estudios, la misma que hace que se pase de un estado de compromiso a otro sin reflexionarlo mucho, parece el camino menos seguro para afianzar una relación, frente a la que se tienen diferentes temores.

Según Verónica Bagladi, uno de los temas principales que las parejas buscan trabajar es la forma de resolver los conflictos, pero hay diferencias entre hombres y mujeres. La experta explica que en este tipo de terapias participan ambos integrantes, pero que hay una parte que se realiza de manera individual. En esas ocasiones, “cuando sale el tema de pareja, las mujeres tienden a preguntarse si su pareja será el hombre indicado para formar una familia, mientras que ellos suelen preocuparse de qué tan buenos compañeros llegarán a ser en el largo plazo”.

Para Paula, sólo beneficios han quedado después de esta consulta preventiva: “Sin la terapia hubiera sido muy dificil. Yo creo que no hubiera resultado, porque había temas bien fuertes que revisar, sobre todo la relación con mis suegros, y esto me permitió vivir el proceso sin un desgaste tan tremendo”.

Fuente: Jennifer Abate y Noelia Zunino, Tendencias Diario la Tercera.

Nuestra psicóloga comentó el estudio en Programas Mujeres Primero de la red, vélo!:

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