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Ya lo experimenté yo durante mi año en Australia. Al no estar conectada todo el tiempo a Internet y descubrir las maravillas de una ciudad totalmente nueva para mí, me llevó a estar caminando por la ciudad, dar paseos en bicicleta por los parques y escapadas express a las playas.

Y no tuve que hacerlo estando de vacaciones, todos los días, salía de mi pequeño departamento en el centro de Brisbane a tomar aire fresco y en compañía de mi bicicleta y un libro, me largaba a dar caminatas eternas y mi mente se despejaba.

Hoy existen diversos estudios que respaldan que pasar tiempo al aire libre tiene beneficios mentales y físicos e incluso mirar un lindo paisaje rejuvenece tu cerebro y aumenta tus niveles de atención.

Ahora un reciente estudio recomienda darse pequeños breaks al día, hacer cortas caminatas por un parque y detenerse a observar la naturaleza, en un momento que dará calma a tu ajetreado día urbano. ¡Incluso dice que los niños que tienen contacto diario con su entorno natural mostraron mejores resultados en sus test cognitivos!

Pasar un buen rato, sintiendo la brisa del mar y oyendo el sonido de las gaviotas es capaz de cambiar la forma en que lucen nuestras neuronas.

Lo que se concluye de todo esto, es que efectivamente el contacto con el aire libre y la naturaleza puede ayudarnos a prevenir la depresión y otras enfermedades mentales, ayudándonos a ser más positivos.

La idea de los científicos es enfocar futuros análisis en aquellas personas que viven en la ciudad y sufren con vidas ajetreadas, ya que están demostrando que los problemas de salud mental, como la ansiedad y la depresión, están vinculados con los niveles de urbanización. ¡Impresionante! ¿No?

¿Cuándo fue la última vez que fuiste de paseo?