You are currently viewing Quiero Casarme y formar una Familia… ¡¿Y qué?!
No ando con el vestido en la cartera, ni guardando óvulos para tener guaguas el día de mañana, pero sí reconozco que uno de mis sueños (el personal, pues el profesional es otro) es casarme y formar una hermosa familia.

Más que soñar con ese día, donde entre vestida de blanco del brazo de mi papá, sueño con encontrar a mi partner, marido y amante, ese hombre que me signifique un motivo para compartir mi vida, mi día a día… esa persona que saque – aún más – lo mejor de mí, y yo haga lo mismo con él. Esa persona que al mirarnos sepamos decirnos todo… y con una risa nos logremos reír del mundo entero.

Esa persona que sea mi cable a tierra, pero a la vez mi cometa para volar. No busco el príncipe azul, pues sé que no existe, ya que yo tampoco soy la princesa rosada de cuentos de hadas.

Soy una mujer común y corriente, que con esfuerzo soy quien soy hoy día, y gracias a ese esfuerzo me siento preparada para entregar todo de mi por este nido que algún día pretendo formar.

Veo muchas parejas felices, y que se ven claramente enamoradas y proyectadas, tomadas de la mano mirando a un mismo camino. Con los mismo ideales, cuidándose para ser los dos uno solo. Pero también he visto a mi edad, parejas que se casan porque es lo que tenía que suceder dado el tiempo, porque el reloj así lo marcaba, o porque es parte de un hito en esta sociedad.

Quiero encontrar a ese hombre resuelto, esa naranja entera, que sepa lo que quiere, que sepa lo que tiene, que sepa quién es, y para dónde va su vida. Quiero que el sienta lo mismo de mí.

Hoy uno de los grandes fracasos – mejor dicho – aprendizajes de los seres humanos, es refugiar las propias carencias en la pareja.

Uno nace solo y muere solo, es el ciclo de la vida, y así es, por ende la pareja que te acompañe, debe ser tu “acompañante de aventuras”, no el que venga como refuerzo a algún tema no resuelto tuyo. Si uno cree en eso, el porrazo es próximo, y el dolor es muy grande.

El amor, es una reconquista inicial, luego demostrar y poner en jaque ese amor inicial en la crianza, y luego es una vez más reconquistarse, reconocerse, reamarse  y reentregarse.

El amor, pasa por etapas, por eso creo que debe ser duradero, y muy consciente de que es de verdad.

Este hombre que espero luego encontrar, quiero tener mucha comunicación y conversación, además de risas, pues cuando los hijos se marchen a formar sus vidas y familias, quiero seguir conversando, riéndome y amando como cuando comencé mi vida en pareja.

Creo que esta columna tiene una continuación el día de mañana, y así espero que sea, mientras tanto, sólo sigo creyendo y dejando mi vida fluir para que nos logremos encontrar.

Verónica Onetto.
Foto: bp.blogspot