De lo que me arrepiento de mi última relación seria, es de no haber hecho todo mi esfuerzo para que funcionara.
Por supuesto – en el momento lo sentía como mi todo. Pero cuando miro hacia atrás, sé que podría haber hecho más. Podría haber sido más inteligente, más sabio y dispuesto a resolver las cosas – no el cobarde que se queda con la cola entre las piernas y huye a las colinas.
Romper con alguien nunca es fácil. En todo caso, las relaciones fallidas son buenas por una razón: te enseñan lecciones. Tratas, fallas, aprendes e intentas hacerlo mejor la próxima vez.
Aprendes cómo hacerlo funcionar. Y aprendes quién vale la pena el esfuerzo.
Pero también aprendes cuando realmente es hora de rendirse. E incluso, cuando me arrepiento de no haber dado todo en mi última relación, también sabía que no estaba poniendo todo mi esfuerzo por una razón: que iba a terminar las cosas.
No todas las relaciones van a ser exitosas. La mayoría de ellas no va a tener éxito. Las personas no son compatibles o no tienen la mentalidad adecuada. Quizás no están románticamente lo suficiente maduros, como para darle una chance sincera.
Por desgracia, no todos somos lo bastante fuertes para dejarlo todo.
No todos nosotros estamos dispuestos a admitir que, la relación por la que hemos trabajado tan duro, está llegando a su fin. No todos tenemos ese “algo” en nosotros para romper la relación. O más bien, no todos tenemos el coraje necesario para darnos cuenta.
No es una decisión fácil en ningún caso. Decidir terminar las cosas puede ser casi imposible.
Has crecido junto a tu pareja; sus vidas giran alrededor de la otra. Esta persona es una extensión de ti, y estás cortándolo de tu vida, a él o ella, como si estuvieras cortando tu propio brazo.
Pero, tristemente, a veces eso es lo que debe hacerse. Necesitas perder una extremidad para salvar tu cuerpo. Necesitas sacar ciertas personas de tu vida para salvar tu alma.
Mientras más tóxica es la relación, más difícil es salir.
Sentimos la necesidad de mantener a las personas tóxicas en nuestras vidas, porque nos hacen sentir más vivos. Nos hacen sentir que salir con ellos o ellas está bien.
Nosotros no rompemos con personas tóxicas porque creemos que, en algún nivel, nuestros sentimientos de amor justifican el abuso.
Creemos que si la relación fuera realmente tóxica, no queríamos estar en ella. Racionalizamos que, si la relación fuera tóxica, no sentiríamos nada.
Creemos que, si la relación está mal ¿No dejamos de tener sentimientos? ¿No dejamos de sufrir cada vez que nos ignoraron o insultan?
¿No podríamos dejar de sufrir si el amor que teníamos por ellos era falso?
La respuesta es no.
Que te duela no significa que estás enamorado. Significa que estás apegado; significa que tu felicidad depende de la aprobación de tu pareja.
Tu felicidad es dependiente del bienestar de su pareja en su vida (haga o no de tu vida un infierno). Sientes “algo” cuando están juntos, y la sensación de algo es mejor que nada. ¿Cierto? Incorrecto.
En realidad, lo único que esta persona está haciendo es dañándote. Eso no es amor. Eso es obsesión. Es una relación contaminada que se nutre de un apego insano.
Incluso si te la arreglas para llevar una relación tóxica, ésta terminará de todas maneras.
Has construido una relación en tristeza, dolor, preocupación y estrés. Estas emociones te hacen sentir vivo porque activan la respuesta de “lucha o huida”.
Pero no huyes. No lo arruinas. Te quedas porque te vuelves adicto a todos esos químicos rodeando tu cabeza. Te vuelves adicto al dolor porque te hace sentir como que existes.
Pero esto no es sano, y la relación terminará sin importar lo mucho que trates de arreglar las cosas.
Necesitas encontrar el coraje de elegirte a ti mismo sobre tu pareja.
En un mundo que continuamente nos recuerda nuestra soledad, creemos que una relación tóxica es mejor que ninguna. Pero nada puede estar más lejos de la verdad.
Cuando es tiempo de terminarlo, necesitas terminarlo. Necesitas escoger tu felicidad, tu salud, tu futuro, antes de ser la diversión de alguien más.
Puede sentirse como si tu pareja no te hiriera a propósito, pero eso no importa. No importa si es o no intencional. Todo lo que importa es que estás sufriendo, y tu pareja no reconoce tu dolor.
El dolor no es necesario, y no deberías aceptar las excusas de tu pareja.
¡Al diablo con eso!
Estás dejando que alguien más arruine tu vida. Estás dejando que esa persona te hiera, te quiebre y te arruine. ¿Y para qué?¿Para que puedas seguir luchando? ¿Para que puedas llorar solo cada noche antes de dormir?
Es hora de dejar ir la fantasía y volver a la realidad. Esta persona es MALA para ti – no es la indicada para ti. Necesitas romper las cosas y volver a encontrarte contigo mismo.
Si piensas que el amor es dolor, tienes mucho que aprender.
De: Elitedaily.com
Traducción: Margarita Lira
Fotos: we heart it
