Soy de las personas que se emociona con el año nuevo. Es una tontera, lo sé, pero aunque lo intente no logro reprimir la lagrimilla al abrazar a todos a las 12. ¡Y no logro entender porqué lloro! Ha sido así desde el día uno y no logro controlarme.

Razones para llorar siempre hay: que se fue un año bueno o malo (da lo mismo, igual lloro) que viví cosas tan lindas o tan feas, que me abrazo con una persona a la que quiero mucho o no, que los niños están creciendo, cualquier cosa, siempre hay una razón para pucherear.

Lo cierto es que el año se va y uno comienza a hacer recuentos. Partimos con los más fáciles, los materiales: cambié el auto, me compre casa, tengo un buen o mal trabajo y así una seguidilla de comodidades que logramos recolectar durante el 2012. Y así, poco a poco vamos llegando a los más profundos: los afectos, quienes han estado con nosotros en este año, momentos buenos y malos que siempre tienen a personas que se han mantenidos ahí “al pié del cañón” entregándonos su apoyo y cariño. Son ellos quienes se merecen los abrazos afectuosos el 1 de enero a las cero horas.

[wp-bannerize group=’home2′]

Luego de terminar esta etapa de revisar lo que ya pasó, comenzamos a planificar lo que viene ¿Qué queremos hacer? ¿Cuáles son nuestros objetivos y metas? Para esta etapa te recomendamos:

  • Especifica tu meta
    Plantéate metas bien definidas, claras y detalladas, te ayudará a que puedas tener mayor posibilidad de concretarlas
  • Apegarse a la realidad.
    Es muy difícil poder lograr una meta propuesta cuando ésta no va de acuerdo a nuestra realidad. Nosotras nos conocemos y sabemos hasta donde podemos llegar y cuándo nos sentiríamos realmente exitosas
  • Establecer tiempos.
    Que cada meta tenga su fecha de término, de esta forma podrás medirlas de mejor forma. Y si las cumples antes de tiempo es un verdadero aliciente a continuar.
  • Elaborar un plan de acción.
    Tu meta puede ser dividida en varias etapas o sub metas que al ir alcanzando cada una de ellas terminará por facilitarte lograr tu meta principal.
  • Visualiza.
    O mejor aún: ¡sueña! Imagínate que tu meta ya la has alcanzado, siente el pacer de haber logrado tu propósito, trasládate a ese lugar en el futuro con tu imaginación y quédate con esa poderosa visualización

Así que te invito a mirar al futuro… que la etapa de recuentos sea más corta que la de planteamiento de metas, a fin de cuentas: el pasado ya fue, ahora sólo queda mirar el futuro y dar lo mejor de nosotras mismas.