Mi cabello es mixto, con cuero cabelludo graso y puntas que tienden a secarse. Tengo cierta tendencia al frizz. Además, me gusta alisarme con plancha de vez en cuando. Por eso, necesito usar productos que me protejan del calor y eliminen la sequedad en mis puntas. Sin embargo, debo también usar las siliconas con moderación, para no agravar el problema de grasa.
Así, una regla de oro para mí es no usar productos que contengan siliconas, directamente en el cuero cabelludo.
A pesar de este cuidado, cada cierto tiempo, mi cabello entra en un estado de “grasitis” que es necesario atender. Quizá esté asociado a la actividad de mis hormonas, o tal vez simplemente se origina por la combinación de la grasa natural que produce mi cuero cabelludo con algunos de los productos que uso.
Por lo general, descubro que he llegado a este estado, primero por la apariencia pesada del cabello, y luego porque, si rasco un poco el cuero cabelludo inmediatamente después de lavarlo y secarlo con la toalla, se desprende de éste un residuo blanco, a pesar que se supone que el cabello está limpio.
Si les ha pasado también, les explico el paso a paso con el que supero la “grasitis”.
1) Exfoliación con azúcar.
Como la idea es controlar la cantidad de grasa en mi cabello, uso simplemente azúcar cruda, sólo en el cuero cabelludo humedecido con un poco de agua, sin añadir aceites, y me doy un masaje muy suave por 3 a 5 minutos, para luego enjuagar. Esto desprende células muertas y deja mi cuero cabelludo listo para recibir los siguientes pasos.
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2) Limpieza con bicarbonato de sodio.
El bicarbonato de sodio tiene mil propiedades y usos. En el cuero cabelludo específicamente, regula el pH, exfolia suavemente y logra limpiar a profundidad, eliminando residuos químicos e impurezas. Ya que la “grasitis” viene acompañada de comezón, es perfecto para eliminar ese problema.
Debe hacerse con él un masaje muy suave (para no maltratar el cabello ni el cuero cabelludo, recordemos que ya hicimos una primera exfoliación) por otros 3 minutos en el cabello húmedo, y luego extendiéndolo al resto del cabello sin restregar los largos. Finalmente, nos aseguramos de enjuagar a la perfección, con suficiente agua. Este último paso es muy importante, ya que en ocasiones puede parecernos que el bicarbonato ha salido del cabello, y no es así.
En este momento, el cabello estará ya rechinante de limpio. Considero que el bicarbonato tiende a arrastrar mucho el color, así que si tienen el cabello teñido, consideren el posible efecto de este paso 2 sobre su coloración.
3) Champú.
El champú para esta ocasión, será el más natural posible. Sin siliconas, sin SLS, y de preferencia, que no contenga aceites, ya que lo que buscamos es evitar añadir demasiada grasa al cuero cabelludo.
Esto no quiere decir que deban salir corriendo a comprar un champú nuevo. ¡Alto ahí! Pueden hacer este paso usando el mismo champú sin siliconas que ya tienen, diluyendo al máximo posible la porción que normalmente utilizarían, en una infusión. Para efectos de controlar la “grasitis”, las infusiones que mejores resultados me han dado, han sido la de menta, té verde, albahaca o manzanilla.
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Lo aplicaremos normalmente, sólo en el cuero cabelludo, dando un masaje suave, y enjuagamos.
4) Tratamiento o mascarilla.
El producto que vamos a usar en este paso, sí debe escogerse con mucho cuidado. Debe ser una mascarilla sin siliconas, indispensable. Además, debe ser de las que se usan luego del champú, se dejan un tiempo y se enjuagan (por eso no nos sirven las que elaboramos con cosas de la cocina, ya que la mayoría se ponen antes del champú). Puede tener aceites, pero es preferible que sean aceites de sésamo (ajonjolí), semilla de uva, coco, argán o jojoba, que son los que mejor se absorben.
¡Ahora sí, pueden salir a buscar locamente, de tienda en tienda, esa mascarilla ideal!
La función de este paso, es que el cuero cabelludo no produzca más grasa de la normal. Como ya se ha mencionado en el blog, si se limpia demasiado el cuero cabelludo, éste reacciona produciendo más grasa para compensar la resequedad. Usando un tratamiento con estas características, desde el cuero cabelludo a las puntas, evitamos esa reacción.
5) Acondicionador.
Este paso dependerá de cada una, así que si consideran que la mascarilla o tratamiento ha sido suficiente, pueden omitir este paso. No importa si el acondicionador tiene siliconas, pueden aplicar el que prefieran. Lo importante es que apliquen el mínimo posible, incluso menos de lo que normalmente aplicarían. Si suelen usarlo de medios a puntas, intenten hacerlo apenas en las puntas. La idea es que el acondicionador esté lo más lejos posible del cráneo por ahora, cuanto más lejos mejor.
6) Enjuague final.
¡Llegó la hora de apagar la ducha! Para el enjuague final, usaremos el agua más fría posible. Y acabamos.
Al terminar, podemos secar el cabello como normalmente lo haríamos. Lo mejor es dejarlo secar al aire, pero no es indispensable.
Para conseguir mejores resultados, es recomendable no aplicar productos para estilizar en el cuero cabelludo (como lacas, geles y cremas de peinar). Y, si fuera indispensable usarlos para que nuestro cabello no asuste a nadie, tratar de que se mantengan, de nuevo, lo más lejos posible del casco. La idea es mantener esa zona despejada y dejarla “respirar”, al menos hasta el próximo lavado.
Haremos este próximo lavado cuando sea necesario, con los productos de siempre.
Repetiremos el proceso cada vez que se aparezcan los síntomas.
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¿Cuál es tu rutina al tener el pelo graso? Esperamos tus tips!

Por Cabellos y Hierbas

Artículo enviado por Ana María Salcedo para Cabellos y Hierbas