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¿Te resulta difícil mantener una relación de pareja? ¿Si estás en una relación, haces de la misma un infierno cotidiano? ¿Te cuesta aceptar al otro en su diferencia? Quizás tengas que entrenar tu tolerancia y aprender a desarrollar el amor de manera incondicional.

El secreto de una buena vida radica, en gran parte, en la capacidad de aceptación. ¿Conformismo? De ningún modo. Aceptar significa entender que no todas las situaciones que vivimos ni las características de las personas son como nosotros desearíamos que fueran. Y, a partir de eso, tener una actitud proactiva que nos ayude a mejorar las circunstancias que nos tocan. Seguramente tenemos muchos rasgos que no son del agrado de quienes nos rodean, pero igualmente nos quieren y aceptan.

También puedes ver: las personas positivas tienen mejores chances en el amor.

Cuando en nuestras relaciones no aceptamos al otro, tampoco sembramos la posibilidad de que el otro acepte lo que no le queda cómodo de nosotros.

Aceptar significa intervenir en lo que podamos mejorar, sin luchar contra las circunstancias ni destruir nuestros vínculos.

Si criticas a quien está a tu lado por todo lo que hace o deja de hacer, le harías un enorme favor dejándolo en libertad. Es probable que estés en una relación dañina en la que intentas hacer de una persona, otra totalmente distinta. Cambiarlo, moldearlo a tu imagen y semejanza. Alguien a quien constantemente se le reprocha su accionar puede resentirse, retraerse o retirarse, entre otras conductas.

También puedes ver: quererse bien para querer bien.

Si aceptar está entre tus asignaturas pendientes, prueba con estos desafíos:

  • ¿Qué tal utilizar el recurso del humor? Entrenarnos en reírnos de los pequeños infortunios que nos presenta la cotidianeidad es un recurso excelente. Una pareja en la que exista la complicidad y el humor tiene enormes chances de éxito y larga vida.
  • ¿Estás dispuesto/a a ejercitar la tolerancia? Solemos pretender que los demás entiendan y respeten nuestras costumbres, hábitos y hasta excentricidades, pero no aplicamos la misma regla con ellos. Vive y deja vivir.
  • ¿Qué tal un poco más de amorosidad? Una discusión por una nimiedad puede dejar heridas duraderas si no se miden las palabras y los tonos. Decir lo que se piensa de buen modo y desde el amor puede resolver hasta las diferencias más áridas.
  • ¿Y si sueltas las expectativas? Prueba dejar de resistirte a lo que es e integrar las particularidades del otro, sobre todo las que menos te agradan. Verás cómo tu vínculo mejora mágicamente.
  • ¿Te atreves a pensar distinto? Cuando dos personas se aman, disienten y construyen. Hasta las diferencias les permiten evolucionar porque establecen nuevos consensos a partir de ellas. No temas a no estar de acuerdo en todo. Abre tu cabeza.
  • ¿Te animas a vivir tu pareja en libertad? Cuando estamos seguros de quienes somos y tenemos confianza, dejamos que el otro sea, actúe y viva como quiere. Ninguna relación se hace sólida con base en el temor, a los celos o a la desconfianza.

Aceptar es signo de madurez. Tu relación puede crecer y evolucionar desde el amor.

Experta en relaciones para Match.com