Vivimos en un mundo centrado principalmente en los pensamientos negativos. Esto lo afirmo con conocimiento de causa ya que lo veo día a día en mi consulta, en mis charlas, en los entrenamientos de autoestima con mujeres y en lo cotidiano de la vida. Cuando uno le pregunta a una mujer qué es lo que menos le gusta de su pareja, qué es lo que su pololo hace mal en la cama, qué dejó de hacer su marido para conquistarla o que le mata las pasiones de su amigo con ventaja: TODAS tienen las respuestas claras y pueden entregarte un listado con más de 5 puntos en cada una.
¿Qué pasa cuando les preguntas qué es lo que si hacen bien? ¿qué las prende de sus parejas? ¿Qué les gustaría que hiciera para excitarte más? ó ¿Qué haces tú para tener más deseo sexual? Muchas veces las respuestas son escasas, las listan no llegan ni a 5 puntos y al parecer nadie tiene claro lo que le gusta o lo que le gustaría que el otro hiciera.
Es por lo mismo que una de las cosas en que más enfatizo el trabajo terapéutico es en mostrar que para poder mejorar la vida sexual de una pareja, no sólo hay que tener presente lo que no funciona, sino trabajar en las propuestas, de lo que me gustaría para funcionar mejor (siempre dentro del gusto y límites de de cada uno).
Antes de comenzar el trabajo en pareja, siempre llegan las mujeres solas a consultar, y uno de los principales factores a evaluar es la autoestima. Es realmente impresionante el vínculo que existe entre “el gustarse a sí misma” y el deseo sexual con otro. Y en este primer nivel de la terapia pasa exactamente lo mismo que comentamos anteriormente: tienen absolutamente claro lo que no les gusta de su cuerpo, te lo enumeran sin siquiera pensarlo, peor cuando buscas potenciar lo que sí aman de ellas, no son capaces ni de llegar a dos puntos. De hecho en un estudio realizado por Meston y Buss (Experta en psicofisiología de la sexualidad femenina y él psicólogo evolucionista experto en estrategias de emparejamiento humano) concluyeron que el 55% de las mujeres que investigaron tienen claro lo que les gustaría cambiar de su cuerpo, pero no tienen idea lo que SÍ les gusta de él.
Desde esta perspectiva las bases de la seguridad de sí mismas están bastante débiles y pararse frente a un otro entregada a sentir , disfrutar y experimentar lo que les gusta en la cama, es poco probable, ya que la atención es constantemente puesta en: “que no se me note la celulitis, que no se me vean las pechugas caídas, ó que no se me hagan tantos rollos en la guata”.
Evidentemente el trabajo apunta a aceptarse y quererse, pero desde una manera proactiva: una paciente que tiene problemas de sobrepeso me comentaba hace unos días que le parecía que el término “aceptarse”, era mediocridad, era comodidad, era el no hacer nada por sentirse uno mejor… Nunca lo había mirado desde esa perspectiva, pero tiene razón: aceptarse es quererse, pero hacer cosas por eso, buscar qué me hace sentir mejor, ejercitarme, arreglarme, medirme, etc. Creo que hay que partir por tener claro lo que me gusta de mí, lo que puedo explotar, lo que puedo mejorar y así comenzar a tener una perspectiva más optimista y constructiva de uno misma.
¡¡Las invito a volver a enamorarse de ustedes!!
PD: Comencé hace unos meses a hacer sesiones de entrenamiento para potenciar la autoestima, y ha sido bastante beneficioso para las mujeres que han participado, son 4 sesiones donde investigamos de donde vienen las inseguridades y cómo trabajarlas, a las interesadas, las invito a participar y contactarme.
Ps. Nerea de Ugarte, Directora de Mujer y Punto
