La incidencia del acné en mujeres adultas va en aumento y esta afección crónica tiene un impacto negativo subestimado en la calidad de vida de las personas afectadas. Algunas mujeres ponen su vida en espera hasta que su piel se aclara porque les da vergüenza salir de casa durante un brote. Demasiadas mujeres no son tratadas adecuadamente y sufren en silencio mientras puede haber una solución a su problema.
¿Qué es el acné femenino adulto o “acné hormonal”?
El acné suele ser una maldición de la adolescencia (acné adolescente). Sin embargo, algunas personas continúan padeciéndolo después de la adolescencia (acné persistente) y algunas solo experimentarán acné por primera vez más adelante en la vida (acné adulto).
En realidad, todo el acné está relacionado con las hormonas, pero cuando hablamos de “acné hormonal”, generalmente nos referimos al acné femenino adulto.
El enfoque convencional para tratar el acné femenino adulto es similar al acné adolescente, sin embargo, el acné femenino adulto a menudo no se comporta de la misma manera y muchos lo consideran un subtipo diferente de acné. El acné hormonal tiende a afectar más la parte inferior de la cara (alrededor de la línea de la mandíbula) en contraste con el acné adolescente, que generalmente afecta la zona T. El acné femenino adulto puede presentarse con brotes cíclicos y suele ser más resistente a los tratamientos estándar. El acné adolescente tiende a afectar a los niños más severamente que a las niñas, mientras que las mujeres son más propensas que los hombres a sufrir acné adulto.
¿Qué hormonas afectan el acné?
Mientras que un aumento en los andrógenos (hormonas masculinas) juega un papel en el acné adolescente, el acné femenino adulto puede ser causado por diferentes desequilibrios hormonales, como andrógenos masculinos elevados o un desequilibrio entre las hormonas femeninas estrógeno y progesterona.
¿Qué podemos ofrecer para el acné hormonal?
Para que un tratamiento sea efectivo, en primer lugar, el problema debe ser tratado en forma personalizada y adecuarlo a cada persona. En estos casos se debe considerar una evaluación orientada a las hormonas cuando los tratamientos tradicionales como cremas recetadas, antibióticos orales o isotretinoína son insuficientes o no son adecuados o para aquellos que no desean tomarlos por diferentes razones.
En primer lugar, se deben realizar varias pruebas para determinar cuál sería el mejor curso de acción para cada individuo. Su tratamiento puede ser dermatológico y/u hormonal. Además, también se pueden evaluar y recomendar regímenes nutricionales y de cuidado de la piel, así como suplementos y medidas de estilo de vida que ayuden a la salud de la piel.
No hay razón para sufrir en silencio, consulta con un especialista en acné y hormonas.
