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Es una semilla pequeñita; casi parece un polvo negro y blanco. De textura lisa y dura, la chía es una semilla que parece poseer una gran cantidad de beneficios para la salud humana. Hoy te contaremos por qué se ha ganado el título de ser superpoderosa y por qué son cada vez más las personas que la están consumiendo en todo el mundo.

No es novedad tampoco, ya que desde tiempos prehispánicos, la chía era un alimento básico para los pueblos precolombinos. Después del maíz y el frijol, fue el tercer cultivo en importancia para la alimentación (entre otros usos).

Beneficios de la semilla de Chía

Actualmente los seguidores del vegetarianismo, el veganismo o los fans de “una vida más saludable” proclaman los muchos beneficios de la semilla, aunque es necesario afirmar que hasta ahora no hay estudios científicos concluyentes sobre ello, pero sí tiene muchos adeptos.

Lo que sabemos es que aporta a nuestra dieta proteínas, calcio, potasio, hierro, ácidos grasos omega 3 y algunos oligoelementos –elementos que el cuerpo requiere en pequeñas cantidades para funcionar- como el magnesio, manganeso, cobre, zinc y algunas vitaminas como la niacina.

La mayor parte de la chía es fibra hidrosoluble, que al contacto con el agua forma un gel y en el estómago una barrera que modula la entrada de la glucosa en el torrente sanguíneo; además de proporcionar una sensación de saciedad, que impide que “nos pasemos con la comida”.

Por estos beneficios, es que la chía debería integrarse en la dieta. Es muy fácil: agrégala seca en ensaladas o añade una cucharadita a tu yogurt mañanero; tradicionalmente se usa como ingrediente del agua de limón (una vez preparada, agrega dos o tres cucharadas y deja de que se hidrate); incluso, algunos panes “salpican” de chía su corteza para darle una mejor textura.

Como ves, no se necesita ser tan grande para ser superpoderoso (y supernutritivo): la chía está para comprobarlo.

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Por: Matías Carrocera.