You are currently viewing Cómo ser libre desde tu corazón para ser mamá sin patrones ni estereotipos

Tengo recuerdos tan bonitos de mi niñez y algunos de mi adolescencia, para mi es tan importante el amor y el cariño, que eso le estoy traspasando a mis hijos en cada etapa de su vida. Traspasar, seguir un patrón. Cuando niña, fui criada por mis abuelos, mi abuela fue una gran mujer, conmigo.

Cariñosa a morir, gran cocinera, consejera. Tremenda madre, tuvo 12 hijos y les juro que no sé cuantos nietos, pero haaartos. Todas las celebraciones tenían muchas personas, y eso era tan entretenido, venían mis primas y primos, jugábamos a la naciones, mientras dentro la casa siempre había bullicio, la mesa grande, con sillas grandes, muchas bebidas y cosas para comer. Para mi, una mamadera de té con leche con pancito tostado con mantequilla, “La once de la Tamarita”, siempre me dijeron así.

Mi tata era carpintero, y yo siempre merodeaba por el final de la casa, donde estaba su taller, hacia unos muebles tan lindos, me hizo un comedor chiquitito de madera para las barbies que herede de una de mis primas. Me iba a buscar al colegio y me daba 100 pesos para comprar un trululú y un kapo. Las navidades eran hermosas, unas preparaciones con tanto detalle, recuerdo esperar las 12 caminando por la cuadra con mucho nervio porque pensaba que el viejito pascuero aparecería en cualquier momento.

Yo aprendí de mi abuelita, todo lo que sé, según los estudios de psicología que he leído, todo lo que aprendes cuando niño/a y adolescente, queda grabado en nuestros tres cerebros, el racional, el emocional y el reptiliano (el más antiguo donde se encuentra nuestro instinto), por lo tanto, la infancia y la adolescencia es definitoria para nuestra adultez.

Nuestro comportamiento lo adquirimos de quienes están a nuestro alrededor, cuidando de nosotros y enseñándonos. Pero a la vez, copiamos lo que vemos, y aquí se traspasa algo que nuestra inteligencia emocional debe saber como filtrar y de que forma canalizar esta imitación. Mi abuelita tuvo muchos hijos, yo quería ser como ella, porque en mi adolescencia la dejé de ver. Según las psicólogas que visité, se me provocó una ansiedad cuantitativa de forma inconsciente, de hecho cuando falleció yo tenía 17 años y no quise ir a su funeral, porque no podía creer lo que me estaban contando.

Así que mi patrón a seguir fue ella. y fue bueno, pero en mi adolescencia no tanto, mi madre siempre estuvo ausente y su ejemplo era darme todo lo material y nada de lo emocional, que era lo que yo más necesitaba. Pasé de un colegio público pequeño, a uno privado gigante, y no pude adaptarme a las chiquillas populares, comencé a sufrir de anorexia y me puse a fumar para que me aceptaran, a los 11 años! Paralelamente a esto la pareja de mi madre abusó de mi en reiteradas ocasiones, y cuando le conté no me creyó.

Mi padre jamás estuvo presente. Me empecé a armar sola, con el recuerdo permanente de mi infancia y de lo lindo que viví , siempre mantuve la esperanza de que todo cambiaría un día, en el fondo de mi corazón quería que fuera así. Cuando me convertí en Mamá canalicé todo lo que me hizo falta de mi madre, con mi hija mayor, la sobre-protegí, le dí todo el amor que mi mamá no me dio, y siempre tuve presente a mi abuelita, y tomé la misma rutina que ella. Pero jamás me pregunté como lo haría yo?, con todo lo que he aprendido en mi vida, y teniendo 2 polos opuestos en cuanto a crianza.

¿Alguna vez te haz preguntado como te gustaría ser como mamá? A lo mejor, piensas que como ya lo eres, está perfecto continuar con lo que te enseñaron, viste o aprendiste. ¿Qué pasaría si dejas de hacerlo? ¿Qué pasaría si en este preciso momento dejas ese patrón establecido, y eres tú? Muchas veces, nuestro miedo a hacerlo mal, o a cometer algún error en la crianza de nuestros niños/as nos lleva a hacer memoria y a repetir ciertas conductas que no importa si nos hicieron bien o mal, solo la hacemos, es la primera herramienta instintiva que utilizamos para salir del paso.

¿Que pasaría si te detienes, y te preguntas, cómo lo harías tu? ¿De que forma lo resolverías? ¿Sabes cual es la respuesta?: LIBERTAD. Ya no sientes que debes cumplirle a alguien, la sensación es espectacular. Aquí viene otra clave: haz lo mismo con las “sugerencias y consejos” de los demás. Les juro se sentirán libres en todo sentido. Esto no significa que seamos personas mal agradecidas, todo lo contrario estamos soltando cadenas que no nos pertenecen, y tu globo aerostático, por fin toma vuelo y puede flotar a su ritmo y con su identidad propia.

Esto hice yo, y todos los días lo practico desde que me di cuenta que mi historia no tiene porque ser la historia de mis hijos/as, y así la crianza se hace menos pesada, y más linda. Ser mamá es lo mejor que me pudo haber pasado en la vida, todo lo vivido, malo y bueno, lo agradezco y lo suelto. Deseo de todo corazón que tú hagas lo mismo, si así lo quieres.

¡Un gran abrazo!

Sígueme en instagram @tamyfemme
O escribeme a mi mail [email protected]
Gracias por leerme, tu puedes ser feliz!