Cuando llega el momento de contraer matrimonio se debe tener en cuenta que a veces los gastos serán algo de qué preocuparse: el lugar de la fiesta, los aros, la comida para los invitados y obviamente los arreglos florales son solo algunos de los detalles que se deben revisar, pero lo más importante es el vestido de novia. Abbey Ramírez-Bodley era una joven de 22 años que no podía estar más feliz con la noticia de su matrimonio. Su compromiso de tanto tiempo por fin quedaría sellado para siempre con su prometido y ¡claro que era una muy buena razón para celebrar!
Ella y su novio tenían todo visto, ya sabían qué día se casarían y cómo lo harían, pero había un gran problema que estaba afectando a Abbey: el presupuesto para el vestido. Lamentablemente la pareja había utilizado todos sus ahorros en todo lo que respecta a los invitados, ahora no tenía mucho dinero para gastar en el traje y como no encontró ningún diseño vintage económico que le gustase, se le ocurrió una brillante idea que la sacaría de apuros: hacerlo ella misma.
No fue algo fácil de hacer porque habían muchas cosas que debía tener claras como por ejemplo qué tela quería, cuáles diseños debía usar, de qué color sería y muchos detalles más. Ella explicó que: “Busqué, busqué y busqué y los que me gustaron eran extremadamente caros”.
Para cualquier novia que se encuentre en esa situación es muy difícil mantener la calma ante tanto problema, estuvo al borde de perder la cabeza y ya no quería seguir alargando su preocupación, hasta que por arte de magia sucedió algo que la ayudó notablemente. Abbey vio en las redes sociales que una mujer desconocida había tomado palillos con hilos y crochet para hacer su propio vestido y como nuestra protagonista era una joven muy talentosa, pensó en hacer algo similar.
Ella quiso preguntarle a esa novia si le podía mandar una imagen de su vestido para hacer el suyo parecido y después de tener la imagen en sus manos, fue donde su tía Jennifer Wollard, una mujer con mucha experiencia en el crochet. Ambas decidieron embarcarse en este gran proyecto y con sus 4 manos estaban más que dispuestas a sacar adelante el traje de Abbey.
Lo mejor de esto era que no todo estaba perdido porque desde que Ramírez tenía 4 años comenzó a practicar esta bella técnica de hacer bordados con distintos palillos. Lo más increíble de todo es que apenas necesitó la modesta suma de $70 dólares para terminarlo. Con 4,5 kilómetros de hilo blanco, ambas se pusieron a trabajar en lo que sería el traje de novia más detallista del mundo y como no estaban seguras de cómo terminaría el diseño, fueron improvisando poco a poco para ver cuál sería el resultado final.
Después de estar casi 8 meses trabajando arduamente en este bello traje ¡ya estaba listo! Todas las puntadas, flores bordadas y detalles muy elaborados ya estaban terminados para que Ramírez los utilizara en su matrimonio.
Al final todos la aplaudieron por su gran creación porque sin duda alguna se veía despampanante, además ¿cuántas novias tienen la suerte de decir “si se que me quedó bonito porque lo hice yo”?
Por: Catalina Grez M.
Imagen: Julie Graham.
