Que la carne roja sea cancerígena no es ninguna novedad, pero al menos desde que la Organización Mundial de la Salud lo hizo público, ya es información oficial y por lo mismo, hoy les queremos contar a quienes les cuesta dejar de comer carne pero sí quieren hacerlo, algunas formas fáciles de disminuir su consumo.
Consumo de carne: algunas cifras
La OMS aseguró ante todo el mundo que la carne roja es probablemente cancerígena y que la carne procesada (como salchichas y hamburguesas) definitivamente aumenta el riesgo de padecer cáncer al colon. Ambos alimentos son infaltables en la dieta de muchos chilenos.
Según la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa) en 2014 los chilenos consumieron en promedio 87,3 kilos de carne.
“Debido a la mayor oferta, al menor precio y la mayor facilidad de preparación, hemos aumentado el consumo de carnes procesadas como vienesas, hamburguesas y cecinas. Es importante que los consumidores de carnes conozcan las posibles consecuencias de un alto consumo de estos productos y lo disminuyan, y también incorporen alimentos diferentes a su dieta”, asegura Ana María Neira, jefa de carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad del Pacífico.
De acuerdo al Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC), el consumo de 50 gramos diarios aumenta en un 18% el riesgo de desarrollar un tumor. En Chile, el Ministerio de Salud recomienda el consumo de una presa pequeña tres veces por semana para niños, y una presa mediana tres veces a la semana para adolescentes y adultos.
Consumo de Carnes: ideas para disminuir su consumo
“La alimentación requieren de un equilibrio de nutrientes y dada la carcinogenicidad de las carnes debemos aumentar el consumo de frutas y verduras”, explica Neira, Magister en Nutrición y Alimentos, quien entrega las siguientes siete recomendaciones para disminuir el consumo de carnes:
- Disminuir el tamaño de la presa a consumir (debe ser del tamaño de la palma de la mano).
- Preferir carnes frescas a las procesadas.
- Variar entre pollo, pavo, pescado, mariscos y carnes de vacuno y cerdo.
- Preferir las parrillas eléctricas o a gas, por sobre las de carbón. Esto porque el humo también es cancerígeno, además de contaminar las carnes.
- Aumentar el consumo de guisos, donde la carne es un ingrediente más y no lo central del plato.
- Atreverse a cocinar con ingredientes “nuevos” como el tofu, quínoa, algas y diversos hongos, que aportan diversidad de nutrientes y sabores.
- Aumentar el consumo de frutas y verduras, porque éstas permiten inhibir los elementos cancerígenos de las carnes.
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