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Cada vez se ha hecho más conocido el concepto SEXÓLOGO, especialmente en los últimos tiempos, ya que aparecen como extrañas criaturas en programas de TV, radios u otros medios de comunicación y redes sociales. Muchos hablan y opinan de los mencionados profesionales, pero pocos están al corriente de lo que realmente hacen y logran.

El sexólogo trabaja en abordar directamente las disfunciones sexuales y estas conllevan. Eyaculación precoz, disfunción eréctil, disfunciones orgásmicas, disminución del deseo, fobias sexuales, vaginismo, dispareunia, eyaculación retardada y trastornos de identidad sexual, entre otros.

Todas estas dificultades son bastante comunes y tienen solución, en lo personal no me gusta llamarlos “problemas sexuales”, sino una dificultad con un futuro esperanzador.

Muchos sexólogos trabajan en equipo con urólogos, kinesiólogos, psicólogos y psiquiatras. Como paciente, es tu derecho y responsabilidad informarte quién es el profesional que elegiste para tratar el conflicto que quieres consultar.

La sexualidad es como cualquier otra necesidad vital que nuestro cuerpo y organismo necesita para marchar bien, así como las piernas, espalda, ojos o dientes. Hoy, ya no podemos pensar que nuestras dificultades son normales, que no importan o, peor aún, que nos avergüenza pedir una hora para ir al sexólogo.

Es muy importante que se logre empatía y confianza con el sexólogo, para que el paciente o la pareja sienta la libertad de expresar todas sus dudas, rabias, frustraciones, fantasías, logros y avances en su sexualidad,  y así hacer de esta algo mucho más sano y placentero. Solo así lograremos avanzar y construir un futuro esperanzador.

No se sientan personas extrañas por sentir la necesidad de acudir a un sexólogo(a).

¡Vamos  sin temor! No olviden que la sexualidad es VIDA, por lo tanto tengo que cuidarla para que sea larga, sana y buena.

Por Francisca Buzeta.