Ser millonario debe ser un sueño que todas compartimos… Aunque muchos aseguren que el dinero no da la felicidad, les aseguro que nadie rechazaría 25 millones de dólares.
Pero más allá de los millones, lo que todos buscamos en la vida es libertad y estabilidad financiera, poder vivir como queramos, haciendo lo que más nos gusta, sin deberle nada a nadie. Esta es la felicidad que da el dinero, la felicidad de poder decidir siempre y en todo momento sobre tu vida.
Así que cuando uno se topa con historias como la de Dale Partridge siempre se toma un momento para descubrir cómo le hizo. Para cuando Dale cumplió 30 ya era millonario. A los 19 vendió su primera compañía por 50 mil dólares y de ahí en adelante todo ha ido de subida.
Dale es una persona como cualquiera de nosotras… No tuvo papás millonarios ni oportunidades adicionales en la vida más allá de las que él se creó para sí mismo. Su papá trabajaba en GE dedicado a turbinas de aviones, un trabajo que odiaba pero que era demasiado bueno como para dejarlo.
Como él no pudo seguir sus sueños, se encargó de que su hijo tuviera una vida distinta y lo hizo emprendedor desde chiquito, vendiendo limonadas, galletas y todo lo que puede vender un niño. Así, cuando cumplió 19, Dale estaba ganando sus primeros 50 mil dólares por una venta.
Él viaja por el mundo dando conferencias y claro, escribió un libro (People over profit) que ha sido un súper bestseller. ¿Quién no quisiera saber cómo le hizo este niño para convertirse en millonario?
Afortunadamente para nosotras, Dale cree en compartir su filosofía y sus enseñanzas con el mundo, libro comprado o no, y en Forbes encontramos estos 3 consejos que han guiado su vida:
1. Los líderes increíblemente exitosos eligen el coraje sobre el confort
Un verdadero líder es quien tiene el coraje de decir en público lo que los demás están murmurando. No son sus ideas lo que separa de las multitudes, sino el valor de actuar conforme a lo que cree, de hablar cuando todos los demás callan.
El miedo ha dejado a muchos casi-líderes de lado, mientras las oportunidades se les escapaban. No les faltaron ideas… Les faltó valor.
2. Entender la culpa es la mejor estrategia
Culpar a otros por tus problemas en lugar de tomar responsabilidad de las decisiones que has tomado va a arruinar tu vida. La culpa es el gran freno de la innovación.
Puedes culpar a la vida por muchas cosas, culpar a otros por tu situación, a tus padres por divorciarse, al clima por no contribuir a tu negocio, a los bancos por cobrar tantos intereses… Puedes pasarte la vida culpando a terceros y jamás salir de ese círculo vicioso.
Los líderes se sienten responsables por sus resultados, buenos o malos. Los mejores líderes, los más exitosos (y millonarios) no se preocupan tanto por quién tiene la culpa de las cosas y se concentran más en… ¿Cómo lo soluciono?
Una de las mejores respuestas es: Sí, lo hice y me equivoqué. Ahora estoy trabajando en aprender en qué fallamos para no cometer el mismo error”.
3. Se puede ser un líder sin carácter… Pero el carácter es lo que hace que valga la pena seguir a un líder
Muchos líderes asumen que su posición en sí misma les garantiza la lealtad de su gente. No son lo suficientemente maduros para entender que cada persona que los sigue es un voluntario. No importa si eres un esposo liderando a su familia, un freelancer liderando a algunos clientes o un gerente al frente de 10 empleados… Si abusas de tu posición de poder vas a perder el respeto de tu gente.
La manera en la que haces que la gente se sienta sobre sí misma dice mucho sobre tu capacidad de liderazgo. Un líder puede permitirse estar en bancarrota, pero no puede permitirse ser inmaduro. La gente te va a seguir a pesar de que tomes algunas malas decisiones, pero no te va a seguir si no estás consciente de tus debilidades.
Dale basa su éxito en haber hecho de estos principios sus hábitos, su mantra, su guía de vida. Todos estos valores que él sigue están en su libro, pero básicamente se trata de honestidad, lealtad, ética… y de poner a las personas primero, de ser un ser humano antes que un emprendedor.
Y así es como esta personita de treinta y tantos años logró tener en su cuenta 25 millones de dólares, libres, para hacer con ellos lo que quisiera. Él se compró un rancho con montones de hectáreas para disfrutarlo con sus hijos…
¿Ustedes qué harían?
