Después de quemarse un hombre se la llevó. Sin él la pequeña no estaría igual
Siempre hay historias que apretan el corazón y créeme que esta es una de ellas. La pequeña Zubaida Hasan era una niña de solo 9 años que vivía con su familia en una aldea de Afganistán. En ese entonces nunca pensó que podría pasarle algo como lo que tuvo que vivir: en 2001 sufrió un terrible accidente que la cambió la vida para siempre. Lamentablemente fue quemada y como resultado su rosto, pecho y otras partes de su diminuto cuerpo sufrieron graves lesiones que nunca la dejarían como antes. Sus heridas fueron tan inmensas que su cara quedó pegada a su pecho y no podía ni comer ni dormir tranquila.
Imagen: Youtube.
Tanto ella como sus padres quedaron muy impactados y tristes con esta situación, la levaron de urgencia a todos los hospitales que tenían a su alrededor, pero todos los doctores seguían repitiendo lo mismo: «no se puede hacer nada por ella». Fueron momentos muy difíciles para la familia, pero no se rendirían ahí.
Después de esperar un año su padre no aguantó más y se dispuso a buscar una solución para Zubaida, tomó a su hija y la llevó a una base militar de Estados Unidos para que los médicos de aquella estación pudiesen revisarla y ojalá ayudarla. Los soldados quedaron impactados por lo que estaban viendo porque era para no creer que una niña hubiese sufrido algo así, por eso quisieron ayudarla y lograron contactar a un cirujano plástico que vivía en Los Ángeles para que la operara. Peter Grossman era un doctor que tenía una especialidad en particular: ayudar a personas quemadas y decidió operar a la niña porque vio la gravedad del caso.
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Fue así como Zubaida se montó en un avión junto a su padre y viajaron a EE.UU. para que Grossman pudiese intervenir. Después de conocerla y examinarla se dio cuenta que la pequeña necesitaría por lo menos 10 operaciones y todas deberían ser en un plazo de 1 año, pero al final fueron 3. Él comenzó a conocer a la niña y le agarró mucho cariño, establecieron una relación muy importante y no querían que eso terminara. Cuando el papá de la pequeña tuvo que volver a Afganistán, Grossman y su esposa tomaron una decisión muy importante: decidieron cuidarla y la dejaron vivir con ellos para que pudiese tratarse y así completar su tratamiento. Como ellos no tenían hijos, esta niña se convertiría de alguna forma en el pequeño que nunca pudieron tener.
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Así comenzaron las operaciones: usaron distintos injertos de piel de su mismo cuerpo para empezar a arreglar y reconstruir su cara. Fue un proceso muy lento y demoroso pero la niña siempre restaba feliz y sonriente, tanto que la pareja de padres postizos la inscribió en una escuela para que pudiese tener amigas.
Fue a un colegio en California y de la nada fueron apareciendo más y más chicas que querían compartir con Zubaida. Se acercaron tanto que incluso la pequeña comenzó a llamar a su nuevos padres «Papi» y «Mami».
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Cuando el tratamiento terminó era hora de volver a casa con su familia, así que Grossman voló con ella a Afganistán y cuando sus padres reales y hermanos la vieron no pudieron creer lo que tenían frente a sus ojos. La niña cambió tanto y su condición era tan buena que los ojos se les llenaron de lágrimas.
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Fue imposible contener tanta emoción que incluso el padre de Zubaida abrazó al doctor mientras lloraba desconsoladamente de felicidad. Ella y el doctor se despidieron y aunque sabían que quizás no se volverían a ver, estaban seguros que el amor que sintieron por 3 años nunca se iría.
Si quieres ver un poco más de esta historia, revisa este video:
Por: Catalina Grez M.
Imagen: Youtube.
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