El hombre y la relación con su pene es una de las dependencias más angustiosas que existen en la cultura humana.
Desde chicos, al contrario de las mujeres, ellos tienen la oportunidad de mirarse sus genitales, unos pensaran qué suerte! pero otros no tanto.
Desde sus primeros años parten una carrera competitiva con, el hermano, compañeros, el amigo, y todas las bromas…… que grande, que chico, que flaco y todos los sobrenombres más increíbles que la imaginación humana pueda pensar.
Ya en la adolescencia está la competencia por quién se masturba más rápido (lamentable error), para que contar si aparece el típico tío y se asombra de tal crecimiento del sobrino y exclama, cómo estás CAMPEON!! y cómo va la manuela!!!!
Ya con toda esta cantidad de energía y datos de tal distinguido miembro del cuerpo, llega el gran error, ponerle nombre, RAMBO, NIÑO, HERCULES, MI SURPEMAN, HE MAN O REY LEON, ahí ya el hombre se siente todo un toro semental ya que lo acompaña su gran amigo.
Pregunta… ¿Yo le pongo nombre a mi codo? a mi ojo?
Es acá donde el hombre se pisa solo la cola, qué pasa si en un esperado encuentro sexual su HE MAN o REY LEON, por a, b o c no cumple la gran función que él espera, que es muy probable ya sea por ansiedad, consumo de alcohol, drogas o simplemente no pudo obtener la erección y eyacula antes de la penetración.
Pobre hombre, es acá donde nosotras agradecemos a gritos no ser como ellos.
Ese hombre sin darse cuenta al ponerle nombre a su pene, le da vida propia, lo separa de su cuerpo y mente y HE MAN pasa a tener el control de la situación, por lo tanto si le fue mal una vez lo más seguro que la segunda se vuelva a repetir la misma temática . Ya la carga de ansiedad y angustia van de manera ascendente y ¿Cómo vuelve atrás? Difícil, su relación ya pasó hacer de angustia y ¿Cómo le explica a HE MAN que él es quien manda?
Ven chiquillas, qué rico ser mujer!!!!!!!!!!!!!!!!!
Francisca Buzeta
@panchabuzeta
Foto de: causaabierta.com.uy
