You are currently viewing El poder de la pausa: ayuda a tus hijos a aprender sobre Mindfulness en estos momentos estresantes

Con la cuarentena, el cierre de los colegios y el distanciamiento social, las familias de todo el mundo están experimentando mucho estrés y ansiedad. Nuestras rutinas diarias se han visto afectadas, pero esto podría ofrecer una oportunidad para aprender a tomarse las cosas con calma, hacer una pausa y encontrar nuevas estrategias para enfrentar la vida y esos complejos momentos que a todos nos toca vivir de vez en cuando. La página web de Magination Press Family explora el poder “de la pausa” y nos entrega consejos para ayudarnos a enseñar a nuestros hijos a aprender sobre mindfulness.

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“Para los niños y adolescentes, aprender a hacer una pausa requiere práctica y apoyo de los adultos, tal como sucede cuando se está comenzando a tocar algún instrumento o se suben a una bicicleta por primera vez. Queremos animarles a que hagan una pausa para que puedan recuperar el aliento; estar presentes en el momento; experimentar lo que están pensando, sintiendo y haciendo; y regular sus emociones y comportamiento”, declara el sitio.

Sé paciente

La primera recomendación que nos da la página web es a ser pacientes: “Los niños, especialmente los más pequeños, pueden sentirse inicialmente frustrados cuando aprenden a hacer una pausa. La paciencia con ellos los ayudará a sentirse seguros y confiados en hacer pausas cuando las cosas se ponen difíciles”. Es importante recordar que los chicos tienden a darse por vencidos fácilmente o hacer declaraciones negativas como “¡Esto es aburrido!” “¿Por qué tengo que hacer esto?” o “¡Me siento tonto!” “Si tu hijo dice tales cosas, no lo rechaces. Valora sus sentimientos y dile que hacer pausas puede parecer extraño al principio. Concéntrate en el esfuerzo realizado y los resultados positivos que se obtienen al realizar una pausa consciente. Cuanto más practique tu hijo más cómodo y exitoso se sentirá”, asegura el especialista. Haz que elija un alto con algo que le guste o con alguna cosa que le haya funcionado antes. Tu actitud acerca de esto también es clave para su éxito. Anímale a practicar juntos. Después de todo, ¡las pausas son buenas para todos!

Reconocer las diferencias

La página nos recuerda que a algunos niños y adolescentes les resultara más fácil hacer una pausa que a otros. Ten presente las edades y el nivel de desarrollo de tus chicos al momento de elegir las interrupciones. Por ejemplo, “los niños con problemas clínicos, como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, o con el control de los impulsos, la regulación emocional, el funcionamiento ejecutivo, la depresión o la ansiedad, pueden tener más dificultad para bajar la velocidad en su rutina, incluso cuando estos son quienes más necesidades tienen de hacer un alto en sus tareas. Aprender a hacer una pausa y a ser consciente con su éxito puede tener un gran impacto en el funcionamiento emocional y conductual general de un niño o adolescente”, asegura el texto.

Aprende a cuándo hacer una pausa

“¡Cualquier momento es un buen momento para hacer una pausa!”, asegura el sitio web. “Sin embargo”, continúa el artículo, “al principio es una buena idea introducir pausas cuando tu hijo esté tranquilo. Estará mucho más concentrado y complaciente, y tendrá más probabilidades de tener éxito. Si intentas hacer un alto cuando él ya está molesto, es posible que no pueda procesar correctamente lo que estás tratando de enseñarle. Sé consciente de los desencadenantes emocionales y conductuales de tu hijo”.  Por ejemplo, si él tiene problemas con su tarea, recuérdale con anticipación que debe tomar una pausa o dos. Si comienza a enfadarse, ayúdalo a reconocer lo que siente y piensa, sin juzgarse a sí mismo, y luego implementa la pausa. Podrías decir: “Sé que las matemáticas te frustran. Estas pueden ser un tema frustrante. Tomemos un momento para entender lo que te está enojando y luego podemos hacer una pausa lavándonos la cara”. Una vez que tu hijo sepa cómo hacer una pausa, será más fácil para él aplicarlas a situaciones más emocionales.

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Pero las pausas no solo deben tomarse cuando las cosas no van bien para tu hijo; un alto cuando se siente bien lo ayuda a apreciar el momento e incluso a recordarlo mejor en el futuro. Si estás en una feria, anima a tu niño a que haga una pausa y asimile el olor del algodón de azúcar, los sonidos y las sensaciones de las atracciones.

Los niños aprenden de ti

Otras de las cosas que destaca la página web es que es importante recordar que “tanto los niños como los adolescentes notan cómo los adultos, que los rodean lidian, con la frustración, la ira, la decepción y las dificultades en sus vidas, así como también cómo expresan emociones positivas como alegría, amor, alegría y paz. La forma en que manejes tus emociones y las situaciones difíciles influirán en gran medida en cómo reaccionarán tus hijos cuando se enfrenten a sus propios desafíos”., continúa el artículo. Una buena forma de enseñar es compartiendo tus experiencias y sentimientos. Sé abierto y comenta con tu niño lo que te resulta difícil, hazle saber que cuando haces un alto para tomar el control y manejar mejor la situación, te sientes mejor y más tranquilo. “”Podrías decir: “Hoy me siento estresada por el tráfico. Voy a hacer una pausa y dar un paseo antes de preparar la cena”o “Tuve un gran día, me voy a poner mi cómodo pijama y me acurrucaré con el perro para disfrutar realmente de esta sensación””.

Posibilidades infinitas

Estas ideas son solo algunas que pueden ayudar a tu hijo o adolescente a medida que aprende a ser más consciente. Después de leerlas y probarlas, fomenta la conversación con tu hijo sobre otras pausas que puede probar. Anímalo a usar su imaginación y creatividad. Hazlo divertido y juega con la curiosidad de los chicos. Empieza de a poco y gradualmente desarrolla los conceptos de hacer pausas en la vida con regularidad. ¡Ser consciente y hacer mindfulness es una forma de vida, no solo una actividad!

Ten en cuenta que hacer una pausa nunca debe reemplazar otras modalidades de tratamiento, como la psicoterapia o la medicación si es necesario. Si tu hijo continúa teniendo problemas emocionales o conductuales en el hogar, la escuela o en otros entornos, puede ser apropiado buscar una consulta con un profesional de salud autorizado.

Fuente: Magination Press