Cuando era más joven, robé un dulce de 99 centavos de un minimarket cerca de casa. Salí de la pequeña tienda con una sonrisa en mi cara. Una vida de crimen, me sentía tan ruda. Mientras caminaba a casa con mis mejores amigas, riéndome de los robos en tiendas, recuerdo que sentí un foso vacío formándose en mi estómago: la culpa.

Corrí a mi casa y le expliqué la historia a mi mamá con lágrimas rodando por mi cara. Un día después, devolví el dulce a la tienda. Las olas en mi estómago se asentaron. El peso sobre mis hombros se esfumó. Con la edad, la culpa evoluciona, madura y engaña.

Un estómago inestable se convierte en una mente inestable, manos temblorosas, una cabeza y un corazón caprichoso. La culpa es un monstruo tóxico que chupa sangre y está hambriento de presas débiles. Una criatura poderosa que anhela la corrupción. Una nube que penetra en un cielo despejado.

A la chica que se siente culpable por hacer lo correcto, te entiendo. te conozco, yo soy como tú.

Y déjame decirte que eres valiente, que eres fuerte y que te cuidas. De hecho, te importas demasiado. Amas demasiado profundo. Estas características son tanto una bendición como una maldición. Porque tu corazón está compuesto de oro, pero el reflejo cegador a menudo te engaña y ciertamente te consume.

Es un gran misterio por qué te sientes culpable por hacer lo correcto. Una de las siete maravillas del mundo es por qué te sientes culpable por hacer lo que es mejor para ti.

Sin embargo, he ideado algunas teorías:

1. Te sientes responsable de las emociones de los demás.
Di esto en voz alta: soy responsable de mis propios sentimientos. Dilo otra vez. Solo hay un resultado si atiendes las emociones de los demás: la miseria. Lo siento, eso fue un poco contundente. Pero es verdad. Nadie más es responsable de tus sentimientos. Alimenta y riega el jardín que crece dentro de ti, verlo crecer en una obra maestra radiante y saludable.

2. Te sientes obligada a cuidar y atender las necesidades de los demás.
Toma una respiración profunda, entiende que cuidar es un rasgo hermoso. Sin embargo, si continuamente cuidas de otra persona, perderás de vista quién eres. Y eso no es justo para ti o para la otra persona. Te estás quitando tu independencia y capacidad de crecimiento. Deja de invertir tu precioso tiempo y energía en otra persona.

3. Sientes como si estuvieras abandonando a alguien que te importa si decides alejarte.
Nunca te sientas culpable por hacer lo que es mejor para ti. ¿Entiendes? Nunca, nunca te sientas culpable por hacer lo que es mejor para ti. No puedes obligarte a quedarte si no eres feliz. Es auto-sabotaje. Autodestrucción. Tú sabes en tus interior qué es lo mejor, deja de correr de ese sentimiento.

4. Te sientes egoísta si te pones primero.
Ponerse primero no es egoísta, es desinteresado. Tu felicidad es importante, ponerte en primer lugar no es lo mismo que ignorar o descuidar a los demás. Si aprendes a amarte a ti misma primero, sabrás cómo cuidar adecuadamente a los demás.

Esto es un mensaje, un mensaje a la mujer que se siente culpable por hacer lo correcto, la mujer que se siente culpable por ser feliz o ponerse primero.

Sé que estas palabras no destruirán mágicamente al monstruo de culpa que acecha en tu cabeza y corazón. Sin embargo, espero que estas palabras te inspiren a centrarte más en ti misma. Una vez que alcanzas un cierto punto de pérdida de ti misma, es un viaje laboriosamente largo y traicionero para redescubrir quién eres. Es un mundo vicioso de confusión y autodisciplina.

Te mereces la felicidad. Te mereces tu propia felicidad.

 

Fuente: Thoughtcatalog.com