Todas las muertes son tristes, despedirnos de quienes queremos puede generarnos mucho dolor y nunca es fácil avanzar de el. Aunque sea un proceso natural, todos los seres vivos tienen sus tiempos y lamentablemente en el caso de los perros, sus años de vida no son como los nuestros. Sabemos que viven menos tiempo pero hasta hace unos días, Maggie, la perrita más viejita del mundo había logrado superar todas las expectativas: llegó a los 30 años de edad.

La semana pasada ocurrió un hecho que oscureció por completo la vida de Brian McLaren, un productor de leche que por 3 décadas fue el comprensivo y cariñoso dueño de Maggie. Esta kelpie australiano fue la mascota más adorada que tuvo y si bien ella se encontraba tranquila hasta dos días antes de morir, no logró pasar la noche del domingo.

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La mayoría de los perros viven entre 8 y 15 años y existen pocos registros de los que han podido pasar los 20, pero claro que Maggie era un caso excepcional. Lo único malo de esto fue que ella no alcanzó a llegar a los Guiness porque su dueño no posee el registro de su nacimiento, pero según comentó la familia esta perrita habría llegado al hogar cuando el hijo de su dueño tenía 4 y hoy tiene 34.

McLaren se armó de fuerza y logró explicar cómo fueron sus últimos días en nuestro mundo: “Ella estaba muy bien hasta la semana pasada. Caminaba de la lechería a la oficina gruñendo a los gatos y todo ese tipo de cosas”. Sin embargo, su luz comenzó a apagarse cada vez más.

Él explicó que estaba triste y devastado, ella era mi compañera. Pero al menos ella murió tranquila mientras descasaba plácidamente en su cesta“. Una muerte tranquila y pacífica, era todo lo que él pedía para su gran amiga.

Si bien no pudo ser inscrita como la perrita más vieja del mundo, por lo menos podemos estar seguros de algo: será inmensamente extrañada y al final no importa la edad que llegó a tener, siempre la recordarán no sólo como la más antigua, sino que también como una gram compañera.

Por: Catalina Grez M.

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