Si hoy analizáramos la relación de Frida Kahlo y Diego Rivera, a la luz del nuevo feminismo y de la hermosa ola de empoderamiento femenino que nos está tocando vivir, la mandaríamos a un psiquiatra.
Si Frida fuera hoy nuestra amiga le diríamos que dejara inmediatamente a su infiel marido y que ninguna mujer como ella debería aguantar las que Diego le hacía pasar.
Pero cuando ellos vivieron eran otros tiempos… y su amor sigue siendo uno de los más apasionados que los mexicanos podamos recordar.
Prueba de eso son estas frases tomadas de las cartas que le escribiera Frida Kahlo a Diego, incluso después de haberse divorciado.
-Mi Diego del alma recuerda que siempre te amaré aunque no estés a mi lado. Yo en mi soledad te digo, amar no es pecado a Dios.
-Tu ausencia me mata, haces de tu recuerdo una virtud.
-Tu palabra recorre todo el espacio y llega a mis células que son mis astros y va a las tuyas que son mi luz.
-No se te olvide que en cuanto termine el fresco nos juntaremos para siempre una vez por todas, sin planteos ni nada, solamente para querernos mucho.
-Tú eres todas las combinaciones de números. La vida.
-Yo ya era una mujer incompleta cuando le perdí, otra vez, por enésima vez quizás y aún así sobreviví.
– No quiero volver a saber de ti ni que tú sepas de mí, si de algo quiero tener el gusto antes de morir es de no volver a ver tu horrible y bastarda cara de malnacido rondar por mi jardín. Es todo, ya puedo ir tranquila a que me mochen en paz. Se despide quien le ama con vehemente locura, Su Frida.
¿Qué tal? Esa fue la última carta que le escribió Frida desde el hospital… en la que deja clarísimo esta relación de amor profundo y odio superficial que le tenía.
Por: Caro Saracho.
