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Para que no quede ningún punto por explorar, te contamos cuáles son las zonas que más nos excitan (mándale esta nota a tu pareja, como quien no quiere la cosa…)

Ojos:

Los párpados, tanto los nuestros como los de ellos, están repletos de terminaciones nerviosas que se excitan fácilmente. 
¿Qué tienen que hacernos? 
Recurrir a besos, suaves lamidas y cuidadosas caricias con sus dedos para producir sensaciones muy agradables y estimulantes.

Orejas:

Hay dos partes súper sensibles que se deben estimular si o sí: el lóbulo y la parte trasera.
¿Qué tienen que hacernos? Introducir la punta de su lengua en el interior de nuestras orejas y trazar circulitos. Después pueden lamer y chupar el lóbulo, aprisionándolo entre sus labios suavemente. Además, alternar caricias en otras partes de la oreja sumando su lengua y sus labios. Pueden soplar un poco en forma suave detrás de la oreja y susurrar lo que se les ocurra.

Nuca:

Psicológicamente, la nuca transmite una sensación de confianza a quien recibe la caricia, y de ternura al que la lleva a cabo.
¿Qué tienen que hacernos? Besar, lamer y mordisquearla. No falla.

Cuello:

La suavidad de la piel del cuello puede resultar sumamente estimulante.
¿Qué tienen que hacernos? Con los labios húmedos besar tiernamente las diferentes áreas del cuello incluyendo las áreas inferiores o las que se encuentran detrás de las orejas para lograr un estímulo extra. Dediquen tiempo a lamer, chupar y acariciar nuestro cuello variando el ritmo.

Cabeza y rostro:

El masaje del cuero cabelludo produce un relax muy placentero, se recomienda hacerlo al comienzo y al final del acto sexual.
¿Qué tienen que hacernos? Utilicen sus pulgares para darnos suaves masajes circulares en las sienes y en el centro de la frente. Acariciar la cara con sus manos en forma suave, jugar con nuestro cabello y luego hacernos masajes circulares en la cabeza con la punta de sus dedos.

Manos:

Las manos son una herramienta importantísima a la hora de seducir y excitar.
¿Qué tienen que hacernos? Colocar nuestras manos sobre su boca y recorrer la palma con sólo la punta de su lengua, luego introducir uno de nuestros dedos en su boca. Es una sensación inusual y muy excitante. Otra opción es trazar círculos desde dentro hacia afuera en forma de espiral sobre la palma de nuestras manos con sus dedos. Luego deslizar la yema de sus dedos por los nuestros acariciándolos suavemente. Además, realicen masajes ascendentes sobre nuestra mano, empezando con las yemas de sus dedos, ejerciendo una ligera presión sobre nuestra palma.

Muñecas:

Las muñecas de las mujeres son zonas de mucho placer que los hombres no suelen tener en cuenta.
¿Qué tienen que hacernos? Con nuestras palmas hacia arriba toquen nuestras muñecas con las puntas de sus dedos, así como también los antebrazos. Después de unos pocos minutos de caricias, usen los labios, los dientes y la lengua para lamer y mordisquear suavemente el centro de la muñeca.

Espalda:

A ambos lados de la columna vertebral se localizan una serie de nervios que pueden estimularse de forma muy efectiva por vía oral o manual.
¿Qué tienen que hacernos? Lamer y besar suave y lentamente, apenas rozando la piel de la espalda, comenzando por la nuca y finalizando en la entrada de los glúteos. Recorran nuestra columna con la punta de sus dedos índice y medio ejerciendo una leve presión vibratoria en forma de viborita, descendiendo desde la nuca hasta el coxis.

Nalgas:

Contienen muchas terminaciones nerviosas que pueden ser estimuladas con facilidad mediante pequeñas palmadas o fricciones. Más precisamente donde termina el glúteo y comienza el muslo, justo en ese surco, se encuentra una gran cantidad de sensibilidad.
¿Qué tienen que hacernos? Pasen sus dedos o su lengua, por ahí en forma lenta y suave para encender nuestro erotismo. Utilicen masajes ascendentes que las levanten y abran para mayor estimulo en lugar de masajes que las aplasten y las cierren.

Vientre:

Si saben cómo llegarnos, el vientre puede ser otra de nuestras zonas eróticas.
¿Qué tienen que hacernos? Besarlo de un lado al otro de forma esporádica para mantener la excitación y la sorpresa. Consejo: Pasen la lengua alrededor de nuestro ombligo y froten suavemente la punta de su nariz en él. Acaricien suavemente con sus dedos, casi sin tocar, generando pequeñas ondulaciones desde el interior de nuestros pechos en forma descendente. Lo mismo aplica con besos húmedos y lamidas.

Ombligo:

Cosquillas y besos con suavidad harán que explotemos de placer.
¿Qué tienen que hacernos? Usen alguna fruta pequeña (frutillas, uvas, cerezas, etc) para colocarla ahí y como excusa poder lamer la zona y comerla. Realicen masajes en forma delicada y circular con la punta de sus dedos en sentido de las agujas del reloj. Consideren este punto como el depósito perfecto para verter algo de champaña, vino u otras bebidas y luego tomarlas desde ahí con delicadeza.

Muslos:

Debido a que se encuentra muy cerca de la zona genital, las caricias en los muslos aumentan notablemente la excitación, en especial si sus manos se acercan y alejan de los genitales.
¿Qué tienen que hacernos? Abarquen por completo esta área con lamidas, mordiscos pequeños, besos y caricias. Prueben frotando circularmente.

Tobillos:

Nunca lo hubieran imaginado, pero esto también nos enciende.
¿Qué tienen que hacernos? Comenzando con unas caricias estimulantes, coloquen nuestros tobillos en sus hombros y frótalos con masajes fuertes, con las manos hacia atrás. Acarícienlos con sus manos y con sus dedos hagan pequeños círculos para agregar erotismo y luego bésalos de un lado al otro.

Pies:

Por último, y no por eso menos importante, excitarnos desde abajo.
¿Qué tienen que hacernos? Comenzar dando besos suaves en nuestros dedos, para ir subiendo por el empeine y en simultáneo acariciar la planta. Apoyen sus labios sobre nuestros pies y recórranlos por completo con especial atención a la sensibilidad de la planta. Lo mejor es dejar la planta para el final, después de haber estimulado las otras zonas del pie. Concediendo el tiempo suficiente a la acción de lamer y chupar los dedos de los pies, probarás que esta actividad conduce al placer y a los umbrales del orgasmo.

Fuente: Revista Ohlala