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Son las 12:00 pm de un sábado y voy camino de al Design District. A pesar de la flojera por la hora,  me entusiasma conocer más de este distrito y sus restaurantes. Una semana antes me habían invitado a disfrutar de un “Culinary Tour” por el sector y la verdad es que para mí no hay panorama mejor que mezclar arte (ya sea arquitectura, esculturas, pinturas…etc.) con aprendizaje y comida. O sea estaba hecho a mi medida!!!

A las 12:15 debía estar en la plaza afuera del St Roch Market (ver más abajo explicación) y yo que iba con el tiempo justo…. Tenía claro que el lugar iba a estar lleno de gente y no sabía dónde iba a dejar el auto. “Si quedo muy lejos, voy a tener que caminar y voy a llegar tarde”, me dije. Y Ahí recordé que el Distrito de Diseño tiene valet parking y que sólo cuesta USD 5 por cuatro horas. Lejos lo más barato de Miami!!! Además, no importa donde dejes el auto ya que lo puedes recuperar en cualquiera de las calles del sector sin problemas. Así que me calmé y disfrute la vista de Miami down town y ese día soleado maravilloso.

12:10 y yo llego a la entrada de St Roch Market y ahí veo a la guía, con una polera que dice bien grande “Miami Culinary Tours”. Somos nueve los que integramos el grupo. Algunos de Bélgica, otros de Niza, una chilena (yo) y el resto gringos de diferentes partes de EE.UU. Ahh, y MIrka, la conductora, hija de padres argentinos.  Después de una breve presentación de cada uno y  el itinerario con lo que podíamos esperar del tour, entramos finalmente, en este food hall que fue traído desde New Orleans.

La idea de este centro de comidas es ser un lugar donde prestigiosos chef pueden cocinar sus platos preferidos mucho menos ambiciosos y caros que cuando están en sus grande y lujosos restaurantes.

St Roch Market, tiene una variedad de 11 diferentes comidas, todas organizadas alrededor de un bar central. Desde Coreano, Vietnamesa hasta Sushi pasando por comida israelí, ceviches y postres veganos es la oferta que puedes encontrar en este lugar. Nuestro tour incluyó una degustación de un suave Falafel de Jaffa  (precios entre USD12 y USD16); Un roll  llamado “Lost in translation” del restaurante Japonés/peruano Itamae, que incluía tuna, salmón, ají amarillo, aguacate, masago y una quinoa crispy,  que le daba un sabor único (USD16); Un dumplin de Shitake de Yuzu, el cuál no tuvo mucha aceptación por ser demasiado fuerte y muy grasoso y, por último, unos gnocchis hechos a mano de gorgonzola y miel de Dal Plin, que estaban deliciosos. (USD19).

Ya bastante satisfechos salimos del Market y fuimos caminando hacia Abaco, una viña boutique. Acá que nos esperaban con una copa de Rosé para degustar. Mientras recorríamos, Mirka nos contó sobre la historia del Distrito de Diseño, su creador Craig Robins, y las esculturas que se encuentran por todo el sector. Al llegar a la tienda de vinos, nos recibió su dueño quien nos relató sobre su producción, un poco de su historia y sus productos.

Yo no tomo, pero aun así hubo dos cosas que me encantaron del lugar. Lo primero fue una frase que dijo nuestro anfitrión “no hay vinos  buenos o malos, si no lo que a ti te guste tomar.” Y, lo segundo fue una caja con botellitas con todos los olores/sabores que contienen los ensamblajes. La idea era adivinar que contenía cada frasquito y, claramente, además de ciega, mi olfato tampoco funciona bien.

Siguiente paso fue bajar por al bello Palm Court, donde cada viernes hay conciertos gratis, producidos por Gloria and Emilio Stefan. A esas alturas ya necesitábamos un café. Tanta comida y trago da un poco de sueño. Así es que fuimos a la Ventanita de Estefan Kitchen por una colada. Éstas son aperturas típicas de los restaurantes en Cuba donde la gente se acerca a tomar cafecitos y  comer alguna que otra cosa al paso. En nuestro caso bebimos, uno que se produce con un  grano tostado dulce arábico, clásico de Miami y dado que es muy intenso se toma una tacita extra pequeña.

De ahí en adelante recorrimos un poco el sector donde se pueden encontrar todas las tiendas de marca como Louis Vuitton, Hermes, Dolce y Gavana, Dior, Fendi… etc. Lo interesante de éstas no es sólo su arquitectura y las piezas de arte que las decoran si no también el hecho de ser lo que se llama flagship stores. Esto significa que ellas son los primeros en recibir las colecciones una vez que éstas han sido exhibidas en la pasarela.

Pero como el tour dura alrededor de dos horas aún nos quedaba por conocer muchos lugares y aprender de la arquitectura del distrito. Un poco más escondidos nos encontramos con dos pequeñas joyitas:  “La Pollita” y “5150 Bean To Bar”. El primero es un food cart de comida mexicana dirigido por dos chefs con estrellas Michelin. Aunque no lo crean Luciana Giangrandi and Alex Meyer trabajaron incluso en Eleven Madison Park, considerado el mejor restaurante del mundo en 2017 y el número uno de EE.UU el 2018, así es que se podrán imaginar la calidad de sus tacos y pollo frito.

Y el segundo es  una chocolatería en la cual me comí un bombón relleno de maracuyá cuyo relleno más que un centro líquido era una especie de trufa con trocitos de la fruta. Un muy interesante descubrimiento. No puedo esperar para ir a otro.

La verdad es que el paseo es buenísimo. Yo lo disfruté a concho. Mirka, la guía sabía muchísimo y conocía a todo el mundo. Una experiencia más que recomendable. Miami Culinary Tours ofrece paseos equivalentes por Wynwood, Little Havana, South Beach, Coconut Grove y Miami City. Los valores van entre los USD40 y USD99 para los adultos y USD20 y USD 79 para los niños.

Joanna Wurmann
Corresponsal Mujer y Punto Miami

http://www.miamiculinarytours.com/
786-9428856
[email protected]