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No me pregunten por qué, pero mi familia es fanática de las cosas japonesas. No tenemos ningún ancestro nipón ni tampoco nunca hemos viajado a oriente. Pero dicen que lo que “se hereda no se hurta”. En mi caso me encanta la comida, la decoración y me atrae mucha la cultura de ese país, por eso me encantó que me invitaran al Lantern Festival (Festival de Linternas) del Museo Morikami y Jardín Japonés de Delray Beach.

Sin duda, una de las cosas que más me sorprendió al llegar al jardín, fue el profesionalismo de la organización. No sólo tenían personas ayudando con los estacionamientos, sino que, además, habían buses de acercamiento, dado lo grande del lugar, y cientos de voluntarios en las boleterías y en la venta de ticket para comida…etc. Un impresionante contingente de personas, sin embargo, la mayoría no era japonesa. Lo que para mí demuestra el compromiso y el interés de la comunidad tanto con el festival como con la cultura. 

El festival Obon, también conocido como el Festival de las Almas, el Festival Fantasma y/o el Festival de los Faroles, es un evento anual en la cultura japonesa que se celebra hace más de 500 años. (También lo celebran en China) Esta festividad budista es una mezcla de reflexión, recuerdos, festival y antiguas tradiciones. Durante estos tres días, las familias cuelgan linternas de papel alrededor de sus casas para guiar a los espíritus. Incluso algunos hacen el camino, desde las tumbas hasta su hogar, cargando las luminarias para asegurarse que sus seres queridos, que ya no están en este mundo, no pierdan la ruta.

Y aunque estamos bien lejos de Oriente, el bello Museo y Jardín Japonés Morikami de Miami conmemora la festividad desde hace 29 años. Y tal como lo hacen en el otro lado del mundo durante el segundo día del festival, éste se dedica a celebrar el regreso de los espíritus. Para esto los budistas construyen escenarios donde los bailarines realizan el Bon Odori, o danza tradicional de Obon, la que, generalmente, va acompañada de tambores.  

Participar de la celebración fue una experiencia única. No sólo fuimos espectadoras sino que también participamos de la danza con un pequeño y rápido cursito. Estos bailes, en general, son muy sencillos ya que sólo debes seguir unas cuantas instrucciones las que se repiten una y otra vez al ritmo de música estilo Manga (caricatura japonesa). En este caso, imitamos el trabajo en un yacimiento de carbón. Con los brazos y mucha imaginación excavamos, recogimos el material, lo pusimos en un carrito imaginario (de esos que usaban los siete enanitos) para finalmente sacar todo fuera de la mina. Y luego volver a empezar. Todos en círculo, con una coordinación milimétrica y una tranquilidad envidiable. Una danza repetitiva que me recordó al taichi por su lentitud, concentración y belleza. Claramente hipnotizante y capaz de relajar al más convulsionado de los seres humanos.

Como ya les comenté, estos bailes van acompañados de tambores japoneses denominados Taiko y, que en Miami, los toca el grupo Fushu Daiko. Algo que yo ni sabía que existía, pero que me encantó. Siempre me ha gustado la percusión, pero los movimientos y la fuerza de su música era aún más contagiosa e impresionante de lo que pude imaginar. De verdad que deben quedar agotados después de una sesión musical, pero me imagino debe ser muy catártica también. (Ellos también dan clases para los que les interese)

Pero como en todo festival que se denomine como tal, no pueden faltar los puestos de golosinas, juegos y tiendas japonesas. Sobre todo después del ejercicio del baile necesitábamos comer algo fresco. ¿Y qué mejor que unos sushis preparados ahí mismo, un helado Mochi o una cerveza oriental para pasar el calor de Miami? Todo estaba exquisito y los precios muy razonables (Sushi desde USD4 ; helados USD2 y cervezas originales entre USD 6 y USD10)

Y como para mí, las tradiciones son hermosas (y los kimonos también) me pareció muy bonito que  muchos de los asistentes vestían sus Yukatas tradicionales (kimonos livianos). Además como éste es el festival de las luces, cada quien podía construir su propia luminaria, las que al final del día fueron encendidas y liberadas en el río. Un espectáculo visual muy bello que acompañó esa noche de luna llena.

El entorno del Museo Morikami y Jardín Japonés es una belleza digna de visitar. Dentro de en un bosque de pinos, algo no muy común en Miami, éste ofrece un bello paseo para quienes quieran disfrutar de la naturaleza, aprender de la cultura japonesa y de la paz que este lugar ofrece.

Joanna Wurmann

Corresponsal en Miami, Mujer y Punto.
Morikami.org
4000 Morikami Park Road
Delray Beach, FL 33446
561-495-0233