You are currently viewing La experiencia de una madre que sufre de depresión

Es complicado contar este tipo de experiencias, más aún cuando hablamos de enfermedades mentales. Se hace difícil, ya que aún están presente los prejuicios, la estigmatización social, de tus pares y de tu entorno, sin contar con lo duro que es para uno aceptar que tienes una enfermedad.

Cuando uno cuenta que está viendo a un Psiquiatra, suelen asociarlo o a decirte directamente que estás LOCA (o).

Pero la verdad es que esa mal llamada Locura, es un problema grave de salud.

Me diagnosticaron con Depresión Endógena Reactiva, después de pasar 10 días hospitalizada en una clínica Psiquiátrica. Llevaba alrededor de un mes con mucha angustia, lloraba por todo, literalmente por todo. De hecho, en una oportunidad me tuvieron que sacar literalmente de la ducha porque no paraba de llorar. Y eso que ya estaba con tratamiento a base de medicamentos que se suponía me ayudaban a levantarme por la mañana, me subía el ánimo y poder funcionar durante el día más o menos normal. El tema es que  SIENTES QUE PARA CUALQUIER COSA QUE REALIZAS DURANTE EL DÍA NECESITAS TOMAR UNA PASTILLA.

Mi Psiquiatra, ufff, para mí no fue de mucha ayuda la verdad. Cada sesión era igual:  sentarme durante una hora frente a un desconocido para contarle lo que sentía tratando de que me diera una razón, una explicación o algo lógico que justificara en parte porque sentía tanto dolor, tanta angustia y esa soledad que me aterraba. Sobre todo, que yo no estaba sola, tenía en ese momento a 3 de mis hijos y un buen trabajo… Entonces ¿Por qué me sentía así?

Recuerdo perfectamente el día que me internaron. Ese fue sin duda uno de los días más tristes que me ha tocado vivir. Ahí estaba yo con dos de mis pequeños, porque no tenía con quien dejarlos, ante el psiquiatra. Lo primero que me preguntó es cómo me sentía… “Lloro demasiado”, contesté.  “¿Has pensado en suicidarte?”, me dice. Y mi respuesta me impresionó hasta a mí: “SÍ”, manifesté honestamente, sin saber que eso me llevaría a ser internada en una clínica psiquiátrica. En ese momento me apartaron de mis hijos. Fue una experiencia muy dura ver cómo se los llevaban, como los alejaban de mí. Mi preocupación principal, en ese momento, siempre fuero ellos. ¿Con quién se iban a quedar? ¿Quién los cuidaría mientras llegaba el papá?

Lo siguiente que recuerdo es que me inyectaron algunos medicamentos y me subieron a la ambulancia. Partí sin destino conocido. No sabía a dónde me llevaban, ni cuánto tiempo estaría allí. En ese momento la angustia se apoderó de mí y me largué a llorar sin parar. Lo que pasó de ahí en adelante no lo recuerdo, solo sé que dormí por tres días seguidos. Al despertar me encontraba en una habitación con una desconocida como compañera de cuarto. El pánico se apoderó de mí y todo lo que pensaba era que quería ver a mis niños y abrazarlos para nunca dejarlos ir de nuevo. Mi cabeza daba vueltas al tiempo que trataba de entender lo que había pasado y cómo había llegado ahí. ¿Cómo la tristeza y la soledad que sentía podían haberme hecho tanto daño?

Después de varios días en la clínica comprendí que yo no tenía que estar ahí, que tenía que ser fuerte y debía salir de esto.  Mis hijos me necesitaban más que nunca y yo no podía defraudarlos. Ellos fueron, sin duda, el pilar que me ayudó a salir adelante. Ellos merecían que yo luchara, merecía tener una mamá sana que los amara más que nada en la vida.

Fueron 10 días que para mí se sintieron como una eternidad. Esa depresión logró romperme en pedacitos, pero el amor de mis hijos logro armarme nuevamente. Recuerdo que al salir de ahí me juré que nunca más los volvería a dejar.

Hoy quise compartir mi experiencia pues sé que muchas mujeres pasan por lo mismo. La depresión es una enfermedad común de nuestra era y es necesario aceptarla y pedir ayuda. Les pido por favor que no esperen demasiado para pedir ayuda, no sientan vergüenza de sus sentimientos y acepten que están enfermas. Por favor, coméntalo con alguien. No guardes tus penas. Abre tu corazón.

Paola Canales Hidalgo