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Simone Signoret ganó un premio César por su actuación en la película de 1977 “Madame Rosa”, lo que lleva a la inevitable pregunta ¿Por qué molestarse a hacerla de nuevo?

Al igual que “Madame Rosa”, “La vida ante sí”  es una adaptación de la novela de Romain Gary  “The Life Before Us”. A diferencia de la primera versión, esta presenta a Sophia Loren en el papel principal. Lo que respondería a la pregunta, ¿Por qué molestarse a hacerla de nuevo? Cuando la actriz italiana dice que cree que podrías ser perfecta para el rol de la anciana sobreviviente del holocausto, tú la escuchas y haces el filme.

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En este caso, el cineasta que escuchó con atención fue el hijo de la mismísima Loren, Edoardo Ponti, quien dirigió la cinta con cierta habilidad, atención a la atmósfera y valores humanistas de la vieja escuela. La historia es un clásico: Madame Rosa, ahora trasladada de La Pigalle en París a una ciudad costera en Italia, es una ex prostituta que se desempeña como cuidadora y figura materna de los hijos de sus antiguas colegas en la industria del trabajo sexual. Un día, se le pide que se haga cargo de un caso particularmente desafiante: un inmigrante senegalés de 12 años llamado Momo (Ibrahima Gueye), con quien tiene una química inmediata y volátil. Los dos pelean y discuten constantemente. Son dos almas heridas que, cuando finalmente comienzan a bajar la guardia, son mucho más parecidas que diferentes.

Para Madame Rosa, esto significa revelar un secreto que ha mantenido enterrado durante décadas, así como otro más reciente que es obvio para cualquiera que preste atención. A sus 86 años, Loren vive el papel con vulnerabilidad y majestuosidad: como uno de nuestros vínculos finales con la Edad de Oro del cine, es simplemente magnífica, tanto físicamente como en términos de su oficio. En muchos sentidos, “La vida ante sí” se remonta al mejor trabajo de la actriz con su mentor, Vittorio De Sica, no solo por su memoria histórica de la Segunda Guerra Mundial, sino por apelar a la tolerancia y la comprensión mutua.

 

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La película se centra en Madame Rosa y Momo y su improbable amistad, donde se encuentra en un terreno sólido. Una de las mayores fortalezas de Loren como estrella de cine siempre ha sido su generosidad como colaboradora, y eso se puede apreciar en el filme desde el momento en que Madame Rosa conoce a su antagonista convertido en protegido, con Loren y Gueye desarrollando sus propios ritmos y relaciones sin esfuerzo. Gueye hace un gran debut como un hombre-niño que es a partes iguales duro y desgarradoramente necesitado; Siempre en sintonía con esas corrientes conflictivas, Loren infunde cada interacción con su marca singular de sensibilidad, dignidad, pérdida por cansancio del mundo y compasión materna.

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“La vida ante sí” puede ser una historia familiar, pero como muestra de la sensualidad, el poder de las estrellas y los instintos infalibles de Loren, se siente clásica y estimulantemente nueva. Ella todavía la lleva, y con esta actuación nos recuerda a cada paso, que siempre la ha llevado.

Fuente:Washington Post