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La lactancia debe ser una de los ejercicios relacionados a la maternidad con la peor publicidad y con más cantidad de mitos: “duele”, “cuesta”, “cansa”, “no siempre se puede”, “a veces no es suficiente”, “tienes que evitar ciertos alimentos”, “los senos se te caen”, “los senos te duelen”, “es esclavizante” y un largo listado más de cosas que de buenas a primeras espantaría a la más valiente de las valientes.

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Pero también tenemos el otro extremo, esas imágenes que vemos en consultorios, revistas, reportajes y comerciales en que aparece la madre feliz, relajada, peinada, maquillada, sentada en una silla preciosa y cómoda, dándole pecho a su bebé en una casa impecable.

Lo cierto es que la lactancia es una experiencia personal, muy distinta para cada madre y la labor de su entorno no debe ser juzgar ni opinar, sino brindar las condiciones para que la pueda llevar a cabo de la mejor manera.

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Frases como “¿hasta cuándo le darás pecho?”, “te sale algo todavía?”, “se va a mal acostumbrar”, “¿no estará muy grandecito?”, “podrías taparte” entre muchas otras, no aportan en nada, al contrario, solo sirven para generar más inseguridades, soledad y culpa en la madre lactante.

Es como si todo el mundo tuviera algo que decir acerca de dar o no pechuga y cómo hacerlo, pero la verdad es que la única persona que tiene la respuesta a esto, somos nosotras.

A veces pienso que como sociedad tenemos un poco de miedo a recordar nuestra naturaleza más animal, ese estado salvaje que nos susurra al oído lo que tenemos que hacer, cómo hacerlo, cuándo y dónde. La lactancia es todo eso, es volver a conectarnos con nuestro cuerpo, es volver a sentir, oler y escuchar. La lactancia es la posibilidad que todas tenemos de entregarle el alimento a nuestros hijos, una posibilidad que es mágica, única y exclusiva de las mujeres. Y es maravilloso, incluso sin detallar la alquimia perfecta de la leche que generamos y que se adapta a las necesidades de nuestro bebé y de todos los beneficios afectivos y mentales que traspasamos con este acto de amor incondicional, apego y cuidado que es totalmente normalizado en el mundo animal, pero que lentamente en el mundo humano se ha ido perdiendo y cuestionando.

Más allá de esta reflexión, como mamá y dueña de la tienda Mamurri, mi llamado es a detenernos un rato, dejar de escuchar las opiniones externas, para poder oír nuestro cuerpo, sus necesidades y las necesidades de nuestro bebé.  Confiar en nuestra naturaleza e instinto, porque como especie llevamos miles de años amamantando, pariendo y criando. Toda esa información genética está en nosotras y es hora de comenzar a escucharla. Hacer esto en un mundo lleno de ruido y de distracciones instantáneas es un doble desafío. ¿Cómo lograrlo? Acá les dejo un par de ideas que a mí me funcionaron:

  • Sé que es una de las cosas más difíciles de la maternidad, pero trata de tener paciencia con las opiniones de quienes te rodean. Aunque sean comentarios completamente desinformados seguramente detrás hay una buena intención. A veces basta con un “ok, lo tendré en cuenta” para dejarlos en silencio.
  • Busca información de fuentes fiables y personas especializadas. Las que de verdad están al tanto, te van a dar la confianza que necesitas.
  • Haz tribu. Apóyate en otras madres y mujeres para qué juntas se acompañen en este camino. Los grupos de Facebook o los Galm (Grupos de Apoyo a la Lactancia Materna) son buenas opciones para crear redes de apoyo.
  • Deja siempre un espacio – no importa si es breve – para mimarte, para pensar en ti y en los cambios que estás experimentando como mujer y mamá.
  • Visibiliza lo importante en tu vida y la fracción de tiempo que dura esta etapa. Te ayudará a priorizar y disfrutar del presente.
  • Abraza hábitos saludables, como caminar, hacer ejercicios, comer bien, y hacer cosas que te hacen feliz.
  • Normaliza en tu mente y en tus acciones la lactancia, no la cuestiones, déjala fluir.
  • Si te sientes frustrada, recuerda esto ¡es normal! No te juzgues tan duramente, respira hondo y escúchate: sabrás qué hacer.

Espero que algunos de estos consejos te ayuden para desconectarte del ruido y reconectarte con esa sabiduría de mujer y madre leona que todas poseemos.

Natalia Escandón Cox
Periodista, mamá y creadora de Tienda Mamurri
Web: www.mamurri.cl
IG: @mamurri_lactancia
FB: @mamurri.cl