You are currently viewing “Ladrones de Espíritu”: Un Testimonio de Abuso Sexual y sus Consecuencias @NereadeUgarte

Felicidad00


Mi Querida V,

Leo tu testimonio y me hace feliz la fortaleza con la que tomaste este proceso, el coraje con el que hablas, tu capacidad de aprender, de crecer y de entender que las experiencias no “son TÚ”, sino que son parte de tu vida. Te veo hoy y veo una Mujer valiente, preciosa, “chora”, que camina sin miedo y decide quien merece mirarla…

Gracias por confiar a Mi, por entregarte cuando precisamente era lo que más te costaba, por cumplir cada tarea de la forma más responsable posible, ya que a pesar de que eres la paciente más chiquitita de todas, eres una de las mujeres que más comprometida ha estado con lo que significa comenzar este proceso.

Gracias por tu Pie de Limón, ha sido el más dulce y rico que he probado!! 

Gracias por que quisiste compartir esta experiencia por el bien de muchas mujeres que te leerán…

Y Gracias a ti, Pololo, por ser paciente y por sacar de ella lo mejor que un hombre puede sacar de una mujer: amor, compromiso y confianza. Los admiro mucho. Los recordaré con muchísimo cariño.

Nerea de Ugarte, Tu Psicóloga…

Les dejo el Testimonio de una Mujer Maravillosa,

“Hola, me presento tengo 18 años, vivo en Santiago, tengo un pololo al que amo con todo mi corazón, una familia disfuncional y rara pero que se quiere,  metas para el futuro, sueños como todos, y FUI una mujer abusada.

Tenía 5 años y en mi colegio había un trabajador que era auxiliar de aseo del establecimiento, el cual era bastante cercano a los niños, especialmente a mí; me regalaba dulces, pequeños juguetitos, o regalitos y se ganó mi confianza rápidamente hasta que comenzaron los abusos. Todo empezó en las mañanas antes de entrar a clases, donde me metía dentro de un podio de discursos y me tocaba, al principio encima de la falda, luego encima de las pantys hasta llegar a mis calzones, todo fue progresivo, recuerdo una vez lo hizo al frente de mis compañeros de curso, pero en el mismo podio, por lo que no nos podían ver, y yo estaba desesperada para que me vieran pero nadie nunca vio nada, pero antes de que llegara a lo peor, hablé. Un día estábamos con mi familia cenando y viendo las noticias en la televisión, salió un anuncio de un hombre que violó a una cantidad de niños en un jardín infantil, y apenas yo escuché eso con 5 años de edad dije: “Si yo hubiera estado ahí hubiera sido uno de esos niños”, en ese minuto mi mamá me subió a la pieza y a través de preguntas me sacó la verdad. Así fue como mis padres hablaron con la directiva del colegio, esta persona fue expulsada y bueno, yo seguí mi vida, en el mismo colegio, en los mismos lugares, todo con normalidad.

La verdad este suceso nunca me detuvo para nada en mi vida, siempre supe que era algo que me había pasado cuando era más pequeña pero no me sentía traumada, crecí con normalidad, hice mi vida de adolecente, tuve mis pololos, era sociable, segura, caminaba en la calle como si fuera la reina del mundo, hasta el año pasado, que todo cambió.

Iba recién empezando mi último año de colegio, era un día caluroso de marzo por lo que yo iba con mi falda de colegio sin pantys, y volvía a mi casa luego de un día de clases con mis audífonos y la música a todo volumen hasta que vi una moto que iba al mismo ritmo que yo, recuerdo que me llamó la atención, ya que iba en sentido contrario a la calle pero lo ignoré, doble una esquina a una cuadra de mi casa y apareció nuevamente la moto, esta persona se bajó con el casco puesto, me arrinconó y me tocó cuanto quiso. No pude hablar, moverme, gritar, o siquiera intentar escapar, quedé paralizada y recordé esa misma sensación de vulnerabilidad, de soledad, de necesitar ayuda pero parecer invisible para los demás, hasta que se detuvo, volvió a su moto y se fue, pasaron unos segundos y recién salió mi voz solo para llorar,  corrí a mi casa esperando consuelo y no lo tuve, hasta que llegó mi pololo y desde ese día donde él fue el único que estuvo ahí para mí, se volvió lo más importante para mí. Luego de eso estuve mal por mucho tiempo, tenía muchos recuerdos que venían a mi mente, y de a poco me vida comenzó a desmoronarse, me transformé en algo que pensé que jamás podría llegar a ser.

Para mí las calles eran un campo de batalla, todos me querían hacer daño, todos los hombres que me miraban me querían hacer algo, sentía un terror indescriptible cada vez que un hombre clavaba sus ojos en mí en la calle, perdí mi independencia, comencé a necesitar que mi pololo me fuera a buscar y a dejar a todos lados, perdí mi feminidad, los shorts, las faldas, los vestidos, el maquillaje, o cualquier cosa que me pudiera hacer bonita se fueron al fondo del closet, perdí mi sensualidad ante mi pololo, cada vez que me tocaba de una forma erótica o me dijera alguna palabra que tuviera que ver con mi cuerpo, quedaba horrorizada, perdí mi espíritu, hasta que ya el chorro que derramó el vaso fue cuando también perdí mi sexualidad, la forma universal y más hermosa de amar que el cuerpo puede expresar.

Fue súper sorpresivo, con mi pololo teníamos una vida sexual totalmente plena, un día domingo estábamos teniendo relaciones sexuales, y un día lunes lo intentamos y me dolió, al principio lo asociamos a mi período, luego a que quizá no estaba de ánimo, hasta que en todos esto intentos el dolor se hizo insoportable, y fui al doctor, me examinó y me diagnosticó hongos, lo que me pareció rarísimo cuando llegue a mi casa a averiguar, ya que no tenía ningún síntoma, no tenía picazón ni molestias, solo dolor en las relaciones sexuales, pero confié, usé remedios, pasó un tiempo y no funcionaron, volví con el mismo doctor y me dio remedios más fuertes. Aunque no lo crean estuve así un año entero, volvía todos los meses y me daban óvulos más grandes, cremas más fuertes, me examinaba con espéculos de mujer sexualmente activa, fue una verdadera tortura, además de los intentos tortuosos de poder lograr una relación sexual, para complacer a mi pololo o a mí, a veces soportaba el dolor para complacer, y otras veces era simplemente insoportable, y comenzó a ser frustrante, como mujer, como polola, como ser humano, sentía que no podía darle a la persona que amaba lo que él quería, sentía que me iba a dejar en cualquier momento, me sentía inútil, que no le podía demostrar cuanto lo amaba, dejé de ser mujer, lo perdí todo.

Hasta que cambié de doctor, me examinó y quedó  sorprendido por cuanto tiempo estuve con esos remedios y pensando en que tenía hongos cuando estaba totalmente sana, me hice miles de exámenes y nada, era una mujer sana, pero ¿Por qué? Si soy una mujer sana, ¿Qué me impide tener relaciones sexuales?, nadie podía explicármelo y yo solo sufría, hasta que comencé a investigar sobre disfunciones sexuales, y llegue al vaginismo, leía y leía casos y todas esas mujer eran yo, los mismos síntomas, cómo paso, por qué paso, todo, pero y si tenía algo así, ¿Alguna vez me iba a sanar? ¿Tenía que ir a un doctor, un ginecólogo, un psicólogo o rendirme a no tener relaciones nunca?, hasta que mi mama se encontró con la página web de “Mi Intimidad”, leímos juntas y pensé, bueno esta es mi última oportunidad, tengo que intentarlo, si esto no resulta, me rindo.

Llegué a la consulta y apenas pise el suelo, mi vida no volvió a ser la misma, mi mundo se volvió verde otra vez y ahora soy feliz.

Con Nerea aprendí en muy poco tiempo un millón de cosas, a cómo poner límites, a como sentirte poderosa ante el mundo, a como dejar de sentirme vulnerable ante cualquiera, si me tiran un piropo o me miran de forma que no quiero, tengo el poder de decir NO, YO DECIDO, EL CUERPO ES MÍO, Y LO DISFRUTA QUIEN YO QUIERA Y CON QUIEN QUIERA, fue maravilloso aprender, intentar y lograr decir: ¿Qué miray, se te perdió algo? En ese instante dejé de ser la víctima vulnerable a la que cualquiera llegue y le haga daño.

Ahora me pongo faldas, me arreglo, y es tan hermosa la sensación de volver a sentirse bonita, volver a sentirse mujer, y “off” el que intente mirarme extraño porque soy fuerte para decidir que nadie lo hará. Aprendí a como tomar todas las experiencias malas en la vida como aprendizajes, benditos errores y benditas penas que nos hacen gigantes, los abusos fueron mi vida durante mucho tiempo, decidieron como yo reaccionaba ante los demás, como me vestía, como hablaba hasta como caminaba, pero ahora son parte de mi pasado.

Sí, estas historias pasaron y son dolorosas para cualquier mujer, porque es tan difícil de entender como a una niña de 5 años, inocente, recién empezando su vida, o a una mujer sana, buena, le puede pasar algo así, yo pensaba, ¿Por qué a mí?, qué cosa tan mala en mi vida pude haber hecho para recibir esto, nunca le he hecho daño a nadie, no miento, no robo, amo a mi familia a mi pololo y a mis amigos, porque tiene que llegar alguien y en segundos, minutos, o años robarnos tan fácilmente lo más valioso, el poder ser mujer, pero pasó, y ahora soy mucho más fuerte gracias a eso, soy una mujer con  cicatrices…  pero que ahora las muestra con orgullo.

Con los ejercicios con la Dra. Odette he avanzado un montón, es impresionante lo que puedo hacer, empecé con mucho miedo, le tenía terror a cualquier cosa que se acercara a mi vagina, y ahora han pasado casi tres meses y ese miedo se fue, puedo hacerme los ejercicios, utilizar los dilatadores y hacerme masajes con total relajación y tranquilidad, antes el hecho de solo pensar en un dedo dentro de mí, se me apretaban hasta los dientes del terror, gracias a eso he explorado mi sexualidad y con mi pololo estamos felices, he hecho cosas que en mi vida me imaginaba que podía hacer, he hecho cosas que creo ni siquiera antes de tener este problema me hubiera atrevido a hacer.

Ahora yo controlo mi sexualidad, ahora yo decido, ahora yo soy la que pongo los límites, digo NO, soy fuerte, soy segura, soy femenina, soy feliz y SOY MUJER.”