Si tuviera que definir con una palabra estos meses de la pandemia causada por el coronavirus elegiría: incertidumbre. Ésta creo que resume los diferentes estados anímicos por los que pasé (y creo que muchas de ustedes habrán experimentado algo similar) durante este extraño tiempo. En un comienzo, me sentí angustiada y con mucho temor al no tener respuestas claras sobre cómo uno se contagia, quiénes eran los más afectados…etc. Luego o más bien sumado a lo anterior, vino la rabia. Por una parte, me enojé con los chinos por supuestamente comer murciélagos y/o haber ocultado la enfermedad por varios meses y refunfuñe contra quienes no respetaban las reglas impuestas por la autoridades y salían a la calle sin mascarillas ni precaución alguna. Por otra parte, el encierro estaba creando cambios rutinarios que no me gustaban o creía que no podría adaptarme a ellos. Sin embargo, ahora al ver para atrás comprendo que este periodo trajo muchas cosas buenas. Hubo experiencias increíbles (aunque con mucha tecnología de por medio) como la posibilidad de compartir con la familia, retomar la entretención más simple como jugar naipes y revalorar las cosas que el dinero no puede comprar.
Desde el punto de vista de la seguridad personal, la incertidumbre también diría que es lo que más me afectó psicológicamente. Y ahora que en Miami ya ha empezado la fase de reapertura, uno se pregunta cómo vivir en esta nueva normalidad y de qué forma retomar las actividades comunes sin sentir que está poniendo en riesgo su vida ni la de los suyos. Está claro que hay que mantener el distanciamiento social, lavarse las manos con más frecuencia y usar mascarilla, donde es obligatorio. Pero cómo hacemos para sentirnos seguros una vez que empecemos a salir, fue la pregunta que nos hicimos ese domingo que salimos a almorzar afuera.
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Después de mucho darle vueltas decidimos que debíamos usar los escudos de mica que cubren el rostro. Dada mi naturaleza previsora, mascarillas habíamos comprado hace tiempo, por lo que eso no era un problema. El tema pasaba por los ojos y por la maldita manía que tengo de tocarme el rostro y el pelo veinte veces por minuto. Después de comunicarme con algunos conocidos decidimos probar los Shield 5 de Together we Stand. Ésta es una subsidiaria de Bit5ive, una empresa dedicada a las criptomoneda que transformó su planta de fabricación para producir protectores faciales. ¿Pareceremos extraterrestres? Probablemente sí, pero qué importa cuando al final del día no solo me estoy protegiendo yo si no también a mi pareja, mis padres y todos quienes me rodean. Y además puedo comenzar a retomar mi vida con menos incertidumbre.
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Y aunque ya no sigo enojada con los chinos, pues cada quien tiene su cultura y necesidades y quien soy yo para juzgarlos, decidí que quería comprar local. Creo que es bueno ayudar a la gente que uno tiene más cerca. Por eso cuando escuché que Bit5ive estaba transformando sus instalaciones con el fin de ayudar con la escasez de equipos de protección para los médicos, centros de atención de salud y todos los que vivimos en el sur de la Florida supe que a ellos debía comprarles y ayudar. Además que los precios son bien accesibles: El escudo de mica vale USD12 y las mascarillas KN95; USD16.
Si quieres comprar los escudos faciales o mascarillas puedes hacerlo en este link
Joanna Wurmann, Corresponsal Mujer y Punto Miami
