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Siempre que pensamos en la palabra rutina, se nos hace como que fuera algo, aburrido y como dice su nombre; rutinario.

Pero, ¿Quién dijo que las rutinas, tienen que ser fomes?

Una buena rutina nos lleva al éxito en variadas ocasiones, por ejemplo:

  • Cuando hacemos deporte, lo hacemos con base en una rutina para no provocar lesiones.
  • Cuando tenemos un trabajo, intentamos llevar una rutina, para hacerlo bien y no olvidar cosas.
  • Cuando vivimos la vida en pareja, a veces se hace “rutinaria” y hay personas que lo ven como algo malo, porque “pierde” emoción, pero se nos olvida que a la vez nos da estabilidad y contención.
  • Y cuando queremos ayudar a nuestros hijos/as, a llevar una vida sana y un descanso saludable; la mejor manera es creando rutinas y hábitos.

Pero nadie dijo que la rutina no puede tener una salida de ella misma; de hecho, en toda rutina podemos mantenernos un 80 por ciento del tiempo constantes y un 20 por ciento flexibles, esa es la gracia de las rutinas y de la vida.

Lo que tenemos claro, es que: “Si ellos saben lo que vendrá después, caminarán con más tranquilidad hacia el siguiente paso”.

Es debido a eso, que, para ayudar a nuestros hijos a poder lograr un descanso saludable, es importante que también los ayudemos a sentirse seguros en sus espacios. Cuando a un hijo/a sea cual sea su edad, lo orientamos, haciendo lo mismo día a día, él comienza a sentir seguridad y a su vez va generando un hábito.

Parece algo lógico, pero a muchos de nosotros a veces se nos olvida, y nos preguntamos: ¿si somos tan metódicos y exigentes, como no va a saber que ya es hora de dormir? El problema es que se nos está olvidando que, si un día le hicimos la rutina de una manera, al día siguiente de otra, y al siguiente, nuevamente le cambiamos algo, lo único que estamos generando es confusión y no seguridad.

Esto no se trata solo del orden de las cosas, son los horarios, la manera, el ambiente, es un todo que nos ayuda a fomentar un buen descanso.

Y es tan importante, como que:

Un niño ya no se olvida de lavarse los dientes, e incluso pide hacerlo si es que se nos olvidó a nosotros; porque para él es parte de la rutina luego de comer debe bañarse y lavarse los dientes antes de acostarse

Por eso, fomentemos una rutina saludable, consistente, y no nos olvidemos, que los hijos/as vienen a cambiar nuestro mundo, a complementarlo, a enseñarnos, pero también a que nosotros los comprendamos y aprendamos de ellos. Debemos ser capaces de meternos en esos zapatitos, para realmente comprender que sus necesidades no son las mismas que las nuestras, y que sus requerimientos de descanso van evolucionando con su propia madurez.

Margarita Binimelis, Asesora de sueño infantil. Puedes seguirme en @amumir_