You are currently viewing Si quieres lograr lo imposible, pide ayuda a otra mujer

Estaba atravesando una muy mala época en mi vida, teniendo dificultades para llevar adelante mi trabajo. Me costaba mucho ordenarme, organizar mi tiempo y sentía que hacía mucho esfuerzo a diario que rebotaba en las paredes como eco. Sentía que cada cosa que hacía era como empujar una muralla. Lo pasaba tan mal, que cada día inventaba cosas nuevas para evitar sentarme a escribir. Comencé a sentirme pésimo conmigo misma, ya que surgió la voz de mi “dictador interno” para enrostrarme lo desordenada que era, lo poco eficiente, lo fracasada. Me sentía realmente mal, sobre todo porque no era capaz de tener un día tranquilo, ordenado, con resultados.

Al mismo tiempo, me di cuenta que necesitaba salir de mi oficina a respirar. Hacer deporte era la mejor idea porque tantos meses sentada doce horas al día ya me estaban pasando la cuenta y sentía mucho dolor de espalda. El problema era que no quería hacer una pausa durante el día para ir al gimnasio – sí, mi autoexigencia me tenía secuestrada –, y aunque ya me había inscrito y lo necesitaba, iba muy rara vez.

También puedes ver: Te amo, con lo bueno y lo difícil.

Un día conversando con una amiga, me comentó que había una nueva clase a las 6 am. Me pareció una locura porque si a las 9 de la mañana no era capaz de levantarme a hacer ejercicio, las 5 am parecía una broma. Pero lo sentí. Sentí que era la única posibilidad de salir del hoyo en el que estaba. Y casi al mismo tiempo, nos miramos y dijimos “¿vamos?”. Y así comenzó el principio de mi rehabilitación creativa y de este gran descubrimiento del poder del “juntas”.

Comenzamos a ir dos veces a la semana. Mi amiga pasaba a buscarme a las 5,45 am y yo sagradamente estaba despierta y preparada esperándola. Nunca más cuestionamos la decisión. Ambas sabíamos que esto solo era posible porque lo estábamos haciendo juntas, y que nuestra disciplina dependía de que la otra no dudara. Este fue nuestro compromiso. Y así, juntas, nos ayudamos a romper nuestras limitaciones del “no puedo”.

Éste ha sido de los aprendizajes más lindos de mi vida adulta. Y esto que aprendí con algo tan básico como mi necesidad de hacer ejercicio, fue un gran aprendizaje que impactó mi vida entera. Porque siempre estuve acostumbrada a arreglármelas sola. De alguna forma, pedir ayuda estuvo siempre en mi categoría de los “en caso de vida o muerte”. Pero jamás se me habría ocurrido pedir ayuda para algo tan doméstico como levantarme temprano para ir al gimnasio.

También puedes ver: aprender a superar las heridas de a dos.

Estamos todo el tiempo intentando levantar el mundo solas, cuando en realidad podríamos danzar con el mundo a cuestas y sonriendo, si tan solo tuviéramos el hábito de pedir ayuda para esto. Esperamos demasiado para pedirle a otro que tome nuestra mano, que nos escuche, que haga con nosotros lo que nos cuesta. Creemos que gran parte de lo que nos es difícil es en realidad algo sin importancia, y que no deberíamos molestar a nadie con ello. Este es el gran error.

Si compartimos nuestras dificultades, veremos que hay muchas otras personas que están viviendo lo mismo. Darnos cuenta de esto es muy sanador. Y, además, si dos personas hacemos equipo es mucho más fácil superar las dificultades de ambas, que cada una lidiando con la propia.

No estamos solas y no se supone que nos la podamos solas. Pidamos ayuda, acompañémonos, ayudémonos asumiendo nuestros desafíos juntas. Si somos capaces de generar este impacto para cambiar una rutina, imagina cómo será ese impacto, esa ayuda y contención, para enfrentar una situación de vida dolorosa. Experimentar este poder del “juntas” es algo que nos cambia la vida. Mirarnos a los ojos diciendo “yo estoy contigo en esto”.

Te invito a probar esto con alguna mujer presente en tu vida, que esté cerca de ti en este momento y en quien confíes – aunque sea un poco –. Incluso si crees que no puedes contar con esa mujer, te invito a que le des la oportunidad de demostrarte que sí, que tus desafíos sí son importantes para ella y que sí está disponible para ti. Y al mismo tiempo, te invito a que tú también seas esa mujer que apoya a otra a superar sus propios límites y demostrarse que sí puede.

Con amor,

Francisca Jara /Tarot & coaching espiritual/ franciscajara.clhttps://www.facebook.com/franciscajarab/