mujer incontinencia

Si bien no existen cifras locales, el estudio más reciente sobre prevalencia de la patología realizado en Estados Unidos a 17.850 pacientes mayores de 20 años y publicado en agosto de 2011 en el Journal of Urology, mostró una incidencia incontinencia de urinaria de 51% en mujeres y 14% en hombres.

En Chile, al menos dos millones de mujeres padecería este mal que en Estados Unidos afecta a más de 14 millones de personas.

Sólo 1 de cada 10 mujeres consulta al médico por su problema de incontinencia.

Otros estudios realizados en Europa revelan que entre un 7% de las mujeres entre 20 y 39 años estarían afectadas por pérdidas diarias de orina, mientras que un 17% de aquellas entre 40 y 59 años; cifra que aumenta progresivamente ya que sobre un 39% de las mujeres entre 60 y 79 años reportarían episodios diarios de incontinencia. En el rango superior a los 80 años las cifras llegarían al 32%.

La incontinencia urinaria está definida como la pérdida involuntaria de orina sin embargo existen varios tipos e innumerables causas. Entre los factores de riesgo para la incontinencia urinaria están los partos, la obesidad, tos crónica, depresión, infecciones urinarias así como histerectomías.

La más común es la incontinencia de esfuerzo, que afecta aproximadamente al 50% de los pacientes que consultan. Se caracteriza por pérdidas de orina mientras se realiza algún esfuerzo físico como correr, levantar peso, pero a veces incluso el toser o reír en los estados más graves.

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La incontinencia urinaria de urgencia tiene una incidencia del 14% y es aquella que produce a las pacientes permanentes e incontrolables ganas de orinar y no consigue sostener la orina el tiempo suficiente para llegar al baño. La frecuencia miccional en una persona normal debería estar entre las 4 y 8 veces en el día, sin embargo, los pacientes afectados por la incontinencia urinaria de urgencia pueden necesitar ir al baño hasta 20 o 30 veces. Este es el tipo de incontinencia relacionada, con el síndrome de vejiga hiperactiva, en la mayoría de los casos su origen es desconocido, pero tiene mayor incidencia en pacientes que padecen por ejemplo diabetes. También se produce usualmente en personas que portan enfermedades neurológicas como el AVC (accidente cerebro vascular) la esclerosis múltiple, lesión medular, Parkinson o Alzheimer.

Existe otro tipo, la incontinencia urinaria mixta que afectaría al 32% de los pacientes y que es una combinación de las dos anteriores.

A pesar de que la incontinencia urinaria tiene un alto impacto en la vida sexual, ya que la mayoría de los afectados tiene pérdidas de orina durante la relación sexual. También tiene un impacto social y de salud mental en las personas dado que afecta profundamente la autoestima e incluso llega a producir depresión.

Los Tratamientos

El doctor Anibal Salazar, urólogo del Hospital Fach y de la Clínica Uromed señala que la elección del tratamiento para la incontinencia Urinaria va a depender del tipo de problema de control de la vejiga, de la gravedad del problema y de aquel que mejor se ajuste al estilo de vida del paciente. Resalta que es necesario realizar los exámenes adecuados para conocer el origen de la incontinencia, lo que es clave para un buen tratamiento.

El doctor Salazar señala que generalmente para la incontinencia urinaria de esfuerzo el tratamiento inicial son procedimientos que buscan mejorar la función de los músculos pélvicos encargados de la continencia de la orina, como la kinesioterapia o electroestimulación. También existen alternativas quirúrgicas entre las que destacan el TOT (Cinta Suburetral Transobsturador).

En el caso de la Incontinencia de urgencia, en los casos leves es factible fortalecer los músculos mediante ejercicios, pero en pacientes con mayor gravedad el doctor Salazar indica que existen una terapia oral con medicamentos anticolinérgicos que ayudan a controlar las contracciones involuntarias del músculo de la vejiga, responsable de la incontinencia.

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Sin embargo, esos medicamentos, señala el médico, pueden producir efectos no deseados como visión borrosa, constipación, somnolencia, boca seca o incluso nauseas por lo que algunos pacientes no los toleran bien.

En estos casos es factible indicar inyecciones de Botox, que permite prevenir las contracciones involuntarias de la vejiga y facilita que el paciente pueda controlar el vaciamiento. El doctor Salazar señala que este tratamiento ha mostrado también buenos resultados en aquellas personas que sufren Vejiga Hiperactiva Neurogénica, asociada a enfermedades neurológicas o lesiones de la médula espinal.