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Debemos partir entendiendo que si todas las personas somos diferentes, y más aún, a todos nos “prenden” estímulos distintos, claramente los hombres y las mujeres somos un abismo. Nosotras tenemos ciclos, lo que nos predispone a estados anímicos fluctuantes, que inevitablemente repercuten en nuestras relaciones interpersonales y más aún, amorosas. De esta forma buscar la simultaneidad en el orgasmo es un hecho poco natural y forzado.

Muchas veces tiene que ver con una exigencia machista que considera ese hecho como la expresión de una sexualidad armónica. Varias mujeres se fuerzan para producir un orgasmo simultáneo con su compañero, aún a expensas de no tener orgasmos ellas mismas por sentirse exigidas. Si bien la sincronización orgásmica es algo placentero, no deja de ser un hecho que tenga que darse naturalmente.