You are currently viewing Moulin Rouge!, el musical que te hará cantar y emocionarte hasta las lágrimas

¿Si les digo “Moulin Rouge”, qué imágenes se les vienen a la mente? Probablemente, pensarán en el famoso cabaret de París o en la película con Nicole Kidman e Ewan McGregor, ¿no es cierto? Pues hoy te voy a agregar una más: el musical de Broadway. Una producción que te tendrá cantando y con ganas bailar desde los primeros acordes de la canción de Cristina Aguilera, Lady Marmalade.

Con un impactante colorido y una iluminación que hacen que hasta la pobreza se vea chic, Moulin Rouge es, sin duda, uno de los musicales más entretenidos que he visto. Aun cuando la trama es más bien conocida y no se trata más que de un clásico drama romántico sobre un amor imposible, esta producción de Broadway eleva la historia hasta otras alturas gracias a las voces de los actores, una puesta en escena impecable y una secuencia de diálogos creados con trozos de aquellas canciones que han marcado épocas y grabado sentimientos en nuestras mentes y corazones.

Esta experiencia musical comienza con solo entrar al Hirschfeld Theatre. La sala del conocido teatro se ha vestido entera de rojo caliente y la luz tenue de decenas de candelabros alumbra a un elefante gigante y a un molino de viento, los que icónicamente adornan los balcones, haciendo clara referencia a la revolucionaria película de Baz Luhrmann y al famoso cabaret francés. Durante las más de dos horas que dura el show, el escenario se traslada a la escena bohemia de París de principios del siglo XX, donde surge el romance entre el joven poeta inglés, Christian, y la estrella del Moulin Rouge, la actriz y cortesana Satine. Pero ningún drama romántico estaría completo sin un malvado, rico y poderoso personaje de la clase alta local obsesionado con la bella chica (Duque de Monroth); un jefe (Harold Zindler) ahogado en deudas que aprovecha esta fascinación para salvar su negocio y una enfermedad mortal (tuberculosis) que amenaza con poner fin definitivamente al idilio.

Pero no se equivoquen porque el musical no es una copia exacta de la película. Lo que en mi caso agradezco, ya que la estética y edición del filme a veces se me hace violenta y poco amable. Por el contrario, la versión de Broadway no sólo entretiene y te hace bailar, además su puesta en escena es un regalo para la vista gracias a su brillante colorido, atrayentes números corales y bello vestuario.

Por otro lado, en el musical, la historia se desarrolla al ritmo de 70 canciones (no todas presentes en la película) que transitan por el escenario y que forman parte de una lista de reproducción mucho más interesante y coherente que la de su par hollywoodense. ¿Quién hubiera dicho que trozos de “All you need is love” (The Beatles), “Pride (In the name of love) (U2)”; “Play the Game” (Queen); “Take on Me” (A-ha); “Love is a Battlefield” (Pat Benatar); “Everlasting Love” (The love affair); “What´s love got to do” (Tina Turner); “I can’t Help Falling in Love with You” (Elvis), Torn (Natalie Imbruglia) y muchos éxitos más podrían unirse creando una sola canción que da vida a uno de los diálogos más creativos e inspiradores del show?. Durante eso más de cinco minutos de música no sabrás si pararte a cantar, permitir a las lágrimas correr por tus mejillas o abrazar a tu acompañante .

Moulin Rouge: El Musical apela a tantos recuerdos y sentimientos que no querrás ni parpadear para no perderte un sólo segundo de la historia y la música. Este espectáculo te sacará más de una nota, un paso de baile y una lágrima. Durante un par de horas podrás olvidarte del mundo que está detrás de las puertas del Hirschfeld Theatre en Broadway para sumergirte en un mundo donde sólo la música, el romance y el drama cohabitan con la belleza de una puesta en escena impecable y voces emocionantes. Este musical es un imperdible de Nueva York.

Joanna Wurmann, Corresponsal Mujer y Punto EE. UU.
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Moulin Rouge: The Musical, Al Hirschfeld Theatre, 302 W 45 St, New York. www.moulinrougemusical.com

Agradecimientos especiales a la Ciudad de Nueva York y a su sitio www.nycgo.com
Fotografía: Matthew Murphy