Comenzó la nueva teleserie nocturna de canal 13 y su eje principal se mueve en las historias de cuatro mujeres que deben afrontar de golpe la realidad: su marido y padre, respectivamente, falleció y las mantuvo engañadas al tener una doble vida sumado a las deudas que les dejó.
El único inmueble que les “heredó” es un club nocturno. Pasando por alto su dolor deciden hacerse cargo del local para poder pagar a sus acreedores.
Les menciono esto porque nos caracterizamos por ser resilientes, diría que casi está en nuestro ADN. Superamos las dificultades, la pena, el desamor y todo aquello que nos produce tristeza y salimos victoriosas ante ello.
No digo que sea fácil, pero podemos, siempre podemos. Es un proceso que de una u otra forma nos toca enfrentar, nos caemos pero ahí estamos de pie otra vez frente al mundo.
Muchas son el motor de su familia, la que otorga energía al hogar apuntalando a sus integrantes con amor y entrega. Tenemos la capacidad de cumplir diversos roles simultáneamente con entereza.
Pero no debemos permitir que la resiliencia y lo multifacéticas nos aparten de nuestra esencia femenina, sensual y sexual, debemos ser mujeres superadas nunca resentidas. El resentimiento sólo conduce a no poder disfrutar plenamente de la vida.
El sobreponerse a la adversidad debe ser un proceso de sanación que nos permita seguir adelante sin fantasmas, para estar abiertas a futuras experiencias. La multiplicidad de roles tiene que ser un aporte integral y no convertirse en costumbre o rutina.
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Agradezcamos por cada situación favorable que se nos presente, y para aquellas malas, nuestro ser interno nos dará las herramientas que nos permitan entender el porqué del hecho y seguir adelante desarrollándonos como personas y mujeres. Al igual que la flor de loto podemos crecer ante un panorama adverso, sólo es necesario “creerse el cuento” (y no me refiero a los de Disney).
Por Sandra Barrueto
@SFBarrueto
