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Sinceramente nunca me han gustado los puntos intermedios. Para mí las cosas “son” o “no son”. Y claramente creo que lo dicho anteriormente es aplicable en las diferentes relaciones que establecemos a lo largo de nuestra vida.

Soy de aquellas personas que cuando entabla cualquier tipo de relación ya sea de amistad o de pareja se entrega por completo. Una especie de “libro abierto”, en donde me gusta compartir con las personas en quienes confío mis alegrías, tristezas, miedos e inquietudes. Para que me conozcan tal cual soy; con mis defectos y virtudes. Y a su vez suelo esperar lo mismo de los demás.

Siempre he intentado entregar lo mejor de mí en beneficio de las relaciones, pero muchas veces me ha pasado que dicha entrega no es recíproca, lo que lamentablemente me ha traído más de alguna desilusión.

Lo más probable es que el error no está en entregarse a los demás y mostrarse tal cual uno es, el error radica en esperar que los demás también se comportaran con uno de la misma manera. Cosa que claramente no siempre puede ser así.

La forma en que nos relacionamos con las personas está claramente determinada por nuestras vivencias, por nuestra forma de ser y por todo aquello que nos define como personas. Por lo que no podemos creer que todas las personas serán amigos o pareja  “a todo terreno”, con esto me refiero a que no porque tú estuviste con ellos en sus malos momentos implica que ellos estarán contigo en los tuyos.

Por mucho que cueste debemos entender que no todos nos entregamos en la misma medida, ya sea por temor o por simple protección.

Hace algunos años atrás me dijeron que la mejor forma de relacionarse con los demás para así evitar desilusiones o ser lastimados es jamás entregarse por completo en las relaciones.

Tal como dice el refrán: “Ni muy adentro que te quemes, ni muy afuera que te hieles”

¿Y ustedes cómo se relacionan?
Escrito por @Mikaelaromy