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¿Qué pasa cuando nos enamoramos? o quizás la pregunta es ¿cómo nos enamoramos? Si bien cada enamoramiento tiene su particularidad,  la lógica presente es posible de describir y por sobre todo de pensar.

Enamora-miento

Definitivamente la búsqueda del amor es algo que pulsiona, que nos empuja y moviliza constantemente. Es algo así como una necesidad básica que debe saciarse, como el hambre o la sed, la cual nos permite vivir o sobrevivir en este mundo. No obstante es más fuerte que eso, porque no sólo se representa en nuestro cuerpo, sino que perturba nuestra mente en muchos momentos, mientras que en otros la estimula y alegra.

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Vale decir que es por motivo de esta búsqueda, dependencia o necesidad de amor, lo que nos permite dejar a un lado algo de nosotros mismos, parte de nuestro narcisismo para abrir la posibilidad de establecer una relación con otro, en la medida que somos capaces de ceder, entregar y ofrecer algo de nosotros mismos.

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Entonces, ¿cómo es que nos enamoramos? Puede ser en un breve encuentro o luego de años, inexplicablemente algo en ti se enciende, pero no es una casualidad, ese otro tiene algo que despierta tu deseo. Puede ser algo puramente físico, lo que representa para ti eso que te encantó de él o ella o incluso un fetiche. También puede ser emocional, la fractura del otro y con esto no me refiero a la víctima o el niño vulnerado, sino lo humano. Me identifico, él o ella tiene algo que no tengo y deseo, que me puede ayudar a sentir feliz, completa o realizada.

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El otro nos encandila y lo podemos vivir de dos formas posibles, con miedo y paranoia, “me va a ser infiel, no puedo confiar en los hombres, son egoístas e infieles”, “si me enamoro me siento vulnerable, siento que pierdo el control y el otro me puede hacer daño”. O a la inversa dependientes y maníacas, “él es el hombre de mi vida, me robó el corazón, si me deja me muero”, “llevamos dos meses, somos el uno para el otro, por eso ya estamos viviendo juntos y hasta tenemos nuestro perro/hijo”. Por supuesto existen formas más adaptativas, sólo les estoy mostrando los extremos para explicarme, aunque en definitiva siempre para uno de los dos lados se inclina un poco más la balanza.

Fantaseamos, suspiramos y aunque podamos sentir miedo, nos entregamos, porque deseamos que nos amen. Sin embargo ninguna historia de amor, que se diga real, puede perdurar si mantenemos al otro idealizado. Pronto la realidad debe hacer su trabajo, mostrarnos nuestra falta y la del otro. Porque aunque él o ella sea lo más parecido a la perfección, jamás lo será ni podrá completarnos. Más allá de los defectos y diferencias del otro, es parte de la condición humana y lo que nos permite vivir, el nunca sentirnos completos.

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El desafío mayor

Por tanto el desenlace de ese enamoramiento, es decir la posibilidad de establecer una relación de pareja pasa por una decisión, porque podemos hacernos los tontos, contarnos un cuento y seguir de largo, pero no, lo intentamos. Y aunque pareciera que lo más complejo es encontrar a ese otro que despierte nuestro deseo, que si bien entiendo también puede ser un problema e incluso un tema para más de alguno. Considero que el compartir tu vida e incluso hacer la promesa de “hasta que la muerte nos separe”, es el desafío mayor.

Por: ChocolatePatty

@buscachocolate

Psicóloga