You are currently viewing Planchado de senos, la violencia infantil que aún sufren las niñas en Camerún

No podemos creer que en pleno siglo XXI sigan sucediendo este tipo de prácticas que solo producen dolor y sufrimiento a las niñas. Esta vez nos enfrentamos a un tema que, aunque lo siguen sufriendo en menor medida las niñas de África, especialmente en Camerún, aún es una tortura que se realiza con frecuencia. Estamos hablando del planchado de senos.

También puedes leer Bacha Bazi la terrible tradición que convierte a niños y adolescentes en esclavos sexuales

En qué consiste el planchado de senos

Esta práctica apunta a atrofiar el desarrollo del pecho de las niñas sometiéndolas a quemaduras que les aplican sus madres, tías o abuelas con piedras, palos o planchas candentes con el fin de detener su desarrollo. Ellas creen que si se frena el crecimiento de los pechos, las niñas serán menos atractivas para los hombres, y así podrán evitar violaciones o el tener relaciones sexuales a temprana edad.

Lamentablemente el fin no justifica los medios y esta práctica es considerada una más de violencia infantil. A esta tortura se ven sometidas alrededor de un 25% de las niñas cameruneses, según cifras que estima la ONU, aunque se estima que podrían ser más.

Planchado de senos

Foto fuente

El planchado de senos se realiza cuando las niñas comienzan a desarrollarse (entre los 9 y 14 años).  Según explicó a The Telegraph Margaret Nyuydzewira, presidenta de la Organización para el Desarrollo de las Mujeres y Niñas Camerunesas: “El planchado de senos se realiza en secreto y se lleva a cabo por la madre o por la pariente mujer más próxima, como una tía o una abuela“. Una tortura que puede durar hasta seis meses y que normalmente se realiza de manera diaria.

Consecuencias para las niñas

Las consecuencias para las niñas son atroces. El planchado de senos causa daños no solo físicos, sino que también psicológicos. Entre los físicos, además de las quemaduras, las niñas se ven enfrentadas a infecciones, quistes, deformidades o la destrucción de las glándulas mamarias, lo que las deja marcadas para siempre al imposibilitarlas de una futura lactancia materna.

Entre las secuelas psicológicas, se encuentran la depresión, el estrés postraumático, pánico o complejos que se derivan de su aspecto físico.

Es necesario que los organismos competentes en estos temas tomen las acciones necesarias para evitar que sigan ocurriendo este tipo de violencia hacia las niñas. Además, la educación en las regiones donde se siguen dando este tipo de prácticas es fundamental para poder comenzar a cambiar la mentalidad y demostrar las consecuencias terribles que tienen para las niñas este tipo de torturas.

Te puede interesar Mutilación genital femenina: Nigeria hace historia