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A medida que las relaciones van dejando atrás el amor pasional -que neurobiológicamente dura entre 18 meses a 3 años- caracterizado por: fuertes sentimientos incontrolables de atracción hacia la persona deseada y, de ansiedad y malestar en su ausencia; una fuerte activación fisiológica y deseo sexual; junto con pensamientos obsesivos o rumiación sobre el objeto amado y cierto patrón de conductas como expresar los afectos a la persona deseada, apoyarla física y emocionalmente y aceptación incondicional…la relación entra en una etapa distinta del amor y es cuando muchas parejas dicen crudamente que “el sexo guatea” (guatear es un chilenismo que hace referencia a que algo no anda bien o que no está a nivel optimo).

La urgencia sexual que hacía en algún momento que te arrancaras de la fiesta para ir a tener sexo en el auto, va quedando en el recuerdo…esto no genera mayor problema cuando ambos miembros de la pareja están bien con el nuevo orden de las cosas, pero la historia es muy distinta cuando uno de los integrantes se siente repetidamente rechazad@ y el otro u otra, muchas veces resentid@. También es un problema cuando las parejas piensan que “deberían” seguir funcionando igual que antes.

Hay veces que no es solo la diferencia en cuanto a necesidades sexuales lo que genera el sufrimiento, sino la incapacidad de empatizar y ponerse en el lugar del otro. Este es un terreno resbaladizo para las infidelidades e incluso el divorcio.

Quizás parte de este sufrimiento se podría evitar, si antes de proyectarse juntos hablaran sobre sus propias expectativas sexuales en el largo plazo, pero en general las parejas que comienzan bien, creen que el sexo va a continuar así como por arte de magia…por otro lado una cosa son las expectativas que cada uno tenga, las fantasías e idealizaciones…pero otra cosa es con guitarra. Como dice Weiner-Davis: el sexo en las parejas de largo plazo no es una decisión personal; es una decisión interpersonal.

Muchos factores pueden afectar tu vida sexual en pareja luego de que el amor ciego a quedado en el pasado y el tiempo (o el matrimonio) le ha devuelto la vista… las cosas que antes te gustaban, ahora las detestas, el estress, los hijos, los pañales, el trabajo, la depresión, los cuerpos que no son como los de la TV, el aburrimiento con la rutina… la monogamia junto con todos sus beneficios sociales y emocionales, contradice nuestros instintos evolutivos. Los deseos sexuales distintos -que en un principio pueden pasar desapercibidos al estar teñidos por la dopamina y más- lentamente se van haciendo manifiestos, pero esto no necesariamente tiene que terminar en crisis, conflicto, ruptura o infidelidad.

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Psicólogo Rodrigo Jarpa, Especialista en sexualidad y Terapia Sexual

@rodrigojarpa