• Post category:Sexualidad

Ya lo decía el gran Sigmund Freud: “el yo es ante todo un cuerpo” y es ese cuerpo…o más que ese cuerpo el cómo lo percibimos, sentimos y pensamos, el que nos puede jugar a favor o en contra en el pleno disfrute de nuestra sexualidad. Y quizás esto se hace más presente ahora que nunca, en una sociedad donde los modelos y cánones de belleza muchas veces exigen en demasía.

Como he comentado alguna vez, el mayor mata pasiones para una mujer, es no sentirse deseada, sexy, atractiva, rica…

Según estudios recientes, entre 65 a 70% de las mujeres prefieren tener sexo con la luz apagada, mientras que un 35% de los hombres optan por lo mismo.

Muchas veces el no cumplir con los modelos que nos imponen los medios y nosotros mismos, afecta de manera global y por ende en la esfera sexual. Las mujeres generalmente quieren ser mas flacas y tener pechos más grandes, lo que puede llevar a trastornos alimentarios o a un sin número de cirugías o procedimientos cosméticos. Los hombres por su parte quieren verse musculosos y al mismo tiempo verse delgados. Si alguien se avergüenza de su cuerpo, es muy comprensible el no querer ser visto por un otro al tener relaciones sexuales.

Es tanta la importancia que los hombres le dan al físico de sus parejas, que generalmente son las mujeres las que se preocupan más que los hombres acerca de su peso o de no verse físicamente atractivas. Esta idea puede estar presente durante las relaciones sexuales, lo que termina atentando directamente contra el disfrute y el placer. Esto también se ve traducido en la mayor prevalencia de trastornos de la conducta alimentaria en mujeres que en hombres.

A los hombres por su parte, les importa más cuanto pide su pene o rendir como actores porno; que cuanto están pesando.

Paradójicamente la aceptación es el primer paso para cualquier cambio radical…

—-

Rodrigo Jarpa, Psicólogo, Especialista y Terapeuta Sexual

@rodrigojarpa