Ya habían pasado casi dos meses del rompimiento y prácticamente no tenía ninguna noticia sobre su existencia… el término de la relación no fue malo, pero siempre es mucho más saludable cortar el contacto, finalmente es la única forma de poder caminar mirando hacia adelante y no hacia atrás.
Durante este tiempo que pareciera corto, pero que en este tipo de contextos se hace larguísimo, hubo muchos ciclos… Al comienzo máximo hermetismo, esa necesidad de procesar sola, en silencio, de asumir la situación, de comprender el nuevo estado de soltería y de mirar sólo tu ombligo por un rato.
Ese período en donde no quieres que nadie opine, que nadie te diga lo que tienes que hacer, que ni siquiera te pregunten como estás, período al que le llamé “piloto automático”, ya que tienes que seguir funcionando, el resto de la vida continúa y eso no se debe transar jamás.
Luego vino un tiempo más sereno, ya no dolía tanto, miraba todo más desde fuera, ya no me sentía parte de esa vida, comprendía y reconfirmaba el porqué de las decisiones tomadas.
Sin embargo, pese a comenzar a sonreír de verdad, ya que muchos nuevos proyectos se fueron concretando y creer que todo comenzaba a ser perfecto… apareció él…
No había ninguna intención de por medio, o al menos eso se suponía. Yo al verlo tuve que admitir en mi mente que seguía profundamente enamorada de él, que pese a todo lo reflexionado durante los dos meses de separación, mi corazón se descontroló al verlo.
Pude notar que él sentía algo parecido, se comportó de una forma tan amorosa, y yo pensaba -porqué eres así ahora!- – que rabia!- aunque claramente era muy explícito que ninguno de los dos tenía la intención de dar un paso atrás.
Y ahí sin que nadie la invitara surge esa química sexual, que se apodera de la situación y terminamos en su cama, como en una suerte de abstracción de la realidad, y todo fluye de la forma más excitante, erótica, cercana y natural… la confianza es única, te conoces tanto… todo es increíble.
Lo terrible fue pensar y sentir que era mi favorito, mi piel favorita, mi aroma favorita, mi boca favorita… que mi cuerpo reaccionaba ante él de una forma tan genuina, tan perfecta…
Y ahí estaba indiscutiblemente en una recaída con mi ex… el punto es, ¿es posible no involucrarse emocionalmente después de algo así? ¿Solo fue una aventura con mi favorito?
Al día siguiente todo sigue exactamente igual que antes que él apareciera, nada ha cambiado… al menos en lo que se puede observar, porque internamente, no puedo engañarme a mi misma y tengo claro que muchos sentimientos se remecieron con el encuentro.
En esos casos es bueno no olvidar las causas que te llevaron a tomar la decisión, finalmente si llegas a ese punto tan complejo que es romper, es porque hay razones significativas que te hicieron llegar ahí y por más que tu mente se obnubile con tus favoritos, hay otras razones que no son tus favoritas y entonces también recuerdas porque ya no quieres estar ahí.
Es por ello, que mis convicciones con la decisión no han cambiado, simplemente tome conciencia que sólo necesito un poco más de tiempo, ya que el encuentro con él dejó una huella en mis emociones, así que mientras, seguiré caminando con mi mejor actitud.
@Caro_TapiaV
