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Rodrigo Guendelman. “Qué buen poto!”. “¿Le viste las pechugas?”. “Cacha las piernas”. “Mira esos hoyitos que se le hacen en la parte de abajo de la espalda”. “Me matan sus clavículas”. “Uff, esos labios”. “No, tiene muy anchos los tobillos”. “Mmm, demasiado culona”. “Se pasó lo plana”. “Oh, la mina pailona”. “No tiene nada de cintura”. “Tiene cuello de almeja”. Es cierto, los hombre disectamos visualmente a las mujeres. No las miramos como un todo sino que las analizamos por partes. Y no, no es que seamos unos animales primitivos descerebrados buscando una presa para engullir. O sí, pero no es sólo eso. El tema es más complejo.

“Las mujeres son percibidas de la misma forma como vemos a los objetos”, dice la investigadora Sarah Gervais, a propósito de un estudio hecho en Estados Unidos que ha permitido concluir que el cerebro humano procesa de distinta forma las imágenes de hombres y mujeres: a nosotros nos ven como un todo y a ellas las vemos por partes. Pero lo más lindo de este estudio –lean bien, chicas- es que no sólo es el cerebro de los hombres el que percibe de esta forma. También el de las mujeres se comporta así.

Los investigadores de la Universidad de Nebraska-Lincoln piensan que los hombres lo hacen porque están buscando parejas potenciales. En el caso de las mujeres, es una forma de compararse a sí mismas con la competencia femenina. “Y esta tendencia a procesar las imágenes femeninas por partes explica la inclinación a ver a las mujeres como objetos sexuales”, agrega el estudio publicado en el European Journal of Social Psychology. ¿Vieron? No es nuestra culpa. Son los genes, baby.

“Continuamente escuchamos que las mujeres son reducidas a sus partes corporales sexuales. Escuchamos sobre estos ejemplos en los medios de comunicación todo el tiempo”, explica Gervais. “Ahora podemos decir que no sólo los hombres lo hacen. Las mujeres también perciben a las mujeres de esta forma”. No sé ustedes, congéneres, pero para mí esto es música para mis oídos. Volvamos al experimento.

Se supone que nuestro cerebro es capaz de reconocer una casa mirando solamente su puerta. Pero es muy difícil que se pueda reconocer a una persona mirando sólo su pierna. Para investigar esto, se reclutaron a más de 200 hombres y mujeres. Debían mirar una foto del cuerpo completo de un hombre o mujer con ropa. Después les mostraban dos fotos más: una era una parte de la foto anterior y la otra también, pero con un pequeño cambio en una parte del cuerpo. Los participantes tenían que decir rápido cuál de estas dos imágenes era la que habían visto al principio. Los resultados mostraron que cuando se presentaban las fotos de los hombres, los participantes usaban el procesamiento global, porque reconocían al individuo en la imagen que los presentaba como un todo. Pero cuando miraban las imágenes de mujeres, los participantes usaban el procesamiento local porque reconocían a la mujer por sus partes individuales. Y, más increíble aún, es que las fotos que se mostraban eran de gente común y corriente, es decir, esto de mirar a la mujer por partes, como un objeto, pasa con todas, no sólo con las más guapas.

“No es algo que sólo afecta a las supermodelos o a las estrellas porno” dice la doctora Gervais. “El procesamiento local es la base de la forma como percibimos los objetos: las casas, los autos. Pero con las personas no deberíamos hacer esto. No deberíamos descomponer a la gente en sus partes. Pero cuando se trata de las mujeres lo hacemos, lo cual es realmente sorprendente”. Estoy muy de acuerdo. Es sorprendente. Y maravilloso. ¿No?

Por Rodrigo Guendelman

www.guendelman.cl