Rodrigo-Guendelman-en-termas-de-Puyehue

La frase que le da título a esta columna es de Marcelo Cicalli, el dueño del Liguria. Decidí tomársela prestada porque creo que es una muy buena forma de ilustrar lo que pasa en nuestro país. Veamos.

Hace algunas semanas estuve conversando con Patricio Verdugo, un hombre sin piernas que pide limosna en el Puente Suecia. Es un gran conversador, un hombre culto y un muy buen sociólogo amateur. Ésta es su visión. “Cuando me preguntan si Chile ha cambiado, yo digo que es la gente la que no cambia. No puedo subir a la micro porque el espacio para la silla de ruedas no lo respeta nadie; el otro día me demoré una hora en la Municipalidad hasta que alguien se dignó a bajar a atenderme porque no hay ninguna forma de subir para una persona como yo. Nadie se preocupa de los discapacitados en el metro, en la calles, en ninguna parte”, explica Patricio.

Veamos ahora las declaraciones de Ramón Navarro, el surfista chileno más importante a nivel internacional, en la Revista Qué Pasa. “Tenemos uno de los países más lindos y es una vergüenza que no lo cuidemos. El Norte Grande está contaminado por los desechos de las mineras, que primero van a los ríos y luego llegan al mar. Después, en la Cuarta y Quinta Región, está todo muerto por culpa de los desechos de las embarcaciones. Y de ahí al sur está la escoba por las celulosas. Chile está creciendo rápido, pero mal. Y eso va a traer consecuencias. Mi hijo no va poder conocer el mismo país que yo conocí”, dice este maestro de la tabla.

Finalmente, demos una mirada a la “Primera Encuesta Ciudadana Santiago Cómo Vamos 2013: Percepción a la Gestión y Calidad de Vida de Santiago”, hecha a 1600 personas de 34 comunas de la capital. No es casualidad que frente a la pregunta “¿Cree usted que Santiago va por buen o muy buen camino?”, las respuestas en la zona Oriente alcancen a un 57% versus un 36% en la zona Sur. O que frente al aspecto “Belleza” de su barrio, el sector Oriente apruebe esa cualidad en un 63% versus un 34% en la zona Sur.

Vivimos en un país dividido. Vivimos en un país donde el chancho está muy pero muy mal pelado.Vivimos en un país donde la fiscalización a la contaminación de las empresas brilla por su vista gorda. Vivimos en un país donde los discapacitados dependen de la Teletón para tener alguna ayuda y donde nuestra cultura cívica es tan pobre que nos impide acogerlos. Vivimos en un país donde apenas confiamos en el vecino y ni siquiera nos relajamos con el amigo. Vivimos en un país donde ostentamos el récord de consumo por metro cuadrado en malls. Vivimos en un país que no crece, sino que engorda. Que se achancha. Que se llena de grasa. Y, no nos olvidemos, la obesidad siempre ha sido sinónimo de enfermedades coronarias.

Es hora de despertar. De empezar a pensar en el otro. De ser empático. ¿Vive usted en una comuna afortunada? Entonces pague la patente de todos los autos, los personales y los de la empresa (si tiene), en una comuna con pocos recursos. Redistribuya. ¿Tiene maestros trabajando en su casa? No los haga ducharse en un baño químico con agua helada, comparta el baño y siéntelo en la mesa con usted a desayunar. Deje se sembrar resentimiento. ¿Va en una micro y ve que hay una persona en silla de ruedas tratando de subir? Párese, haga que el micrero espere todo el tiempo que sea necesario y después asegúrese de ayudar a correr a la gente del espacio que le corresponde a la persona con discapacidad. Atine. De el ejemplo. Deje de ganar plata a costa de hacer mierda este país. Genere confianzas. Haga circular las buenas vibras. Sea educado. Déjele algo de esta patria a sus nietos. Pero ya. Ahora. Antes de que al obeso mórbido llamado Chile le de un infarto.

Por Rodrigo Guendelman

www.guendelman.cl