You are currently viewing Rueda Nomada: la historia de amor de los instablogger que mochilean con silla de rueda

Hace 4 años y medio que conocí a Javier. Lo vi por primera vez en un almuerzo de pacientes de la clínica alemana: yo estaba en mi último año de fonoaudiología y haciendo mi internado ahí, Javier fue a contar su testimonio. Mi marido tuvo un accidente 13 años atrás en moto y tuvo una lesión medular C5-C6, por lo que desde ese día que anda en silla de ruedas.

Desde que lo vi me encantó. Lo encontré guapísimo y con personalidad, mientras hablaba y le contaba a la gente de su experiencia me di cuenta de lo positivo, motivado y apasionado que era y de cómo veía la vida. La silla de ruedas siempre paso a segundo plano en él, nunca se le notó.

Estuvimos saliendo por varios meses: era lo mejor estar con él, teníamos infinitos temas de conversación, el escuchaba todas mis locuras, empatizaba conmigo y siempre me daba buenos consejos. No sé si es por que soy relajada pero nunca le hice muchas preguntas a Javier acerca de su condición, siempre pensé que no tenia importancia y que entre los dos íbamos a ir aprendiendo a medida que la relación fuera avanzando, la única pregunta que me surgió en su minuto fue acerca de la fertilidad y de la posibilidad de tener hijos propios. Mi forma de ver las cosas definitivamente fue y es muy diferente a lo que opina mucha gente, siempre me hicieron miles de millones de preguntas acerca de lo que Javier podía o no podía hacer y en general se cree que no se puede hacer casi nada, cuando en realidad casi todo es posible.

Desde el primer minuto que Javier me dejó en claro que él quería algo serio conmigo. Yo no estaba tan segura porque venía saliendo de una relación y no quería involucrarme en otra. Pero al cabo de 5 meses me di cuenta que realmente quería estar con él y la verdad es que me vi casada con él sin todavía estar oficialmente juntos. Así que le pedí pololeo y no podíamos más de la felicidad!

A los 3 meses de pololeo decidimos irnos de viaje a Brasil, iba a ser un viaje importante porque por primera vez íbamos a estar los dos solos en un país con cero accesibilidad. Y gozamos! Nos dimos cuenta de lo partners que éramos, lo recorrimos todo, nos movíamos de un lado para otro, y los lugares a los que no podíamos ir no eran un tema. Desde ese momento ya teníamos decidido que éramos el uno para el otro y que queríamos casarnos.

Cinco meses más tarde estábamos organizando un road trip al sur de Chile y Argentina, y también fue categorizado como un éxito.

Al año de pololeo Javier me pidió matrimonio en San Pedro de Atacama, lo habíamos conversado bastante por lo que me lo esperaba, ademas que San Pedro es el lugar favorito de mi negro.

Todo ese año de pololeo habíamos estado organizándonos para un viaje completamente nuevo para nosotros: Australia. Javier quería irse a estudiar y yo a viajar por lo que era el destino ideal.

Al año y medio de pololeo nos casamos y a las 2 semanas partimos a vivir por un año y medio a este maravilloso destino.

 

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida por Jose & Javier (@ruedanomada) el

En un principio fue bastante difícil para mi. Llegamos a Queensland a una casa que quedaba al lado de la universidad,  pero la universidad estaba ubicada en medio de lomas, así que cada vez que Javier quisiera ir tenía que llevarlo. Esta casa la compartíamos con una pareja de Indoneses de religión musulmana, con los que nos costó bastante adecuarnos. Tampoco estaba acostumbrada a llevar una casa, por lo que se me hizo más complejo. Además tenía que ponerme a buscar trabajo y no se me hizo fácil por mi nivel de inglés.

Pero al cabo de un tiempo logré adaptarme y empezar a tener un horario y mis rutinas bastante definidas. Javier era cada vez más independiente y mis trabajos bastante fluctuantes, pero habían, por lo que podíamos vivir bien.

En ese año y medio logramos unirnos aún más con Javier, nos confiábamos todo, nos apoyábamos en cada uno de nuestro proyectos, íbamos juntos a todos lados, y empezamos a hacer muchos paseos entre nosotros dos. El estilo de paseos que nos conquistó fueron los campings, a cada lado que íbamos llevábamos nuestra carpa y lográbamos alojar solos, logrando un nivel de independencia que nunca pensamos tener.

En uno de nuestros últimos campings en Australia, nos preguntamos si nos arriesgábamos todo para quedarnos en ese país o nos íbamos a viajar por el mundo (Javier también había encontrado trabajo por lo que habíamos logrado ahorrar). Hubieron varias conversaciones, yo lo único que quería era irme a viajar y la verdad es que ya estaba cansada de estar en un lugar sin poder trabajar en lo que realmente me gusta: la fonoaudiologia, por lo que yo quería volver a Chile, pero Javier quería seguir en Australia y lograr llevar a cabo el emprendimiento del que estaba participando.

Al final las cosas se terminaron dando para que nos fuéramos y terminamos planificando un viaje por el mundo como mochileros. Fue una experiencia maravillosa, estuvimos en Indonesia, Japón, Turquía, Egipto, Israel, Grecia, Italia, España y Alemania, y al cabo de 6 meses llegamos a Chile. Javier ya no quería mas viaje, quedó realmente agotado. Yo hubiera seguido eternamente. Que manera de gozar, de conocer diferentes realidades, de tener la capacidad de adaptarnos a cada cosa que apareciera, de alojar en hostales con nada de accesibilidad, de movernos y de no perdernos absolutamente nada de lo que queríamos conocer y llegamos a entender que en la vida hay que saber adaptarse a lo que a uno le toca y que si las cosas se ponen cuesta arriba solo tenemos que pedir ayuda y las cosas se comenzarán a dar.

Hace un año que estamos en Chile, Javier emprendiendo en implantes quirúrgicos y yo como fonoaudióloga independiente. Estamos realmente felices con todo lo que hemos podido lograr, con todo lo que la vida nos ha dado y todo lo que hemos aprendido.

Esperamos que la vida nos siga sorprendiendo como siempre lo ha hecho, seguir conociendo gente maravillosa, y que nunca se nos olvide pensar con positivismo.

María José Suric

@ruedanomada